No fueron 6,9 millones los fallecidos en el mundo como consecuencia de la pandemia del coronavirus. Una revisión hecha por los propios investigadores de la Organización Mundial de la Salud revisaron las cifras y determinaron que esta triste realidad debe multiplicarse por tres para situarse en al menos 20 millones de decesos.
El mismo director de la entidad, Tedros Adhanom Ghebreyesus, también tomó ese dato como el oficial de quienes perdieron la vida por cuestiones vinculadas directa o indirectamente con el virus, llegándose entonces a precisar que en América Latina y el Caribe murieron 1,7 millones; en Norteamérica 1,18 millones; Europa 2,19 millones; Asia 1,25 millones; Oriente Medio 240.000; África 260.000 y Oceanía 26.000.
Con esa actualización al alza que podría seguir elevándose porque todavía falta que algunos países sigan retomando datos más cercanos a la realidad, como se espera de India, por ejemplo, la OMS dio otro respiro que desde el punto de vista psicológico tiene un favorable impacto para la humanidad, luego de enfrentar esta peligrosa encrucijada para la salud, la economía y la propia estabilidad.
Por eso es que el máximo jefe de la OMS afirmó que “con gran esperanza declaro que la COVID-19 ya no es una emergencia sanitaria de alcance internacional”, lo cual significa la desactivación del nivel máximo de alerta decretado desde enero de 2020.
Y este mensaje corre acompañado de una doble connotación. La primera que la confianza en los sistemas de atención de salud siga mejorando pero al mismo tiempo hay que dejar en claro que la pandemia no ha pasado, puesto que el coronavirus llegó para quedarse y sigue infectando y produciendo decesos, aunque no en las mismas proporciones que alcanzó en tiempos previos a la vacunación.
“Lo peor que cualquier país podría hacer ahora es usar esta noticia como una razón para bajar la guardia, desmantelar los sistemas que ha construido o enviar el mensaje a su gente de que COVID-19 no es nada de lo que preocuparse”, fue la notificación alterna que dejó la OMS.
Por algo será que el director de la Organización Mundial de la Salud llegó a considerar que el virus ha cambiado nuestro mundo y nos ha cambiado a nosotros, llevándonos a tener presente que algunos comportamientos de higiene y cuidado pueden llevar a marcar la diferencia para la conservación de la vida misma.
En Colombia el número de casos es de 6,3 millones con un total de 142.713 personas que sucumbieron a la enfermedad, cifra que al igual como sucede con el global mundial, muy seguramente pudiera tender a incrementarse una vez se hagan también las propias revisiones.
En cuanto al número de vacunas aplicadas en el mundo, la propia OMS reseñó que hasta el 30 de abril se habían inyectado más de 13.300 millones de dosis.
Es igualmente destacable que los sistemas de salud de 139 países han comenzado a mostrar los primeros signos importantes de recuperación de acuerdo con una encuesta aplicada por la OMS. Por ejemplo, en 84 países donde es posible el análisis de tendencias, el porcentaje de servicios interrumpidos disminuyó en promedio del 56% en julio-septiembre de 2020 al 23% en noviembre de 2022 a enero de 2023.
El otro dato indica que alrededor del 80% al 90% de los países han integrado plenamente los servicios de vacunación, diagnóstico y gestión de casos de la COVID-19, y para la condición posterior a la enfermedad en la atención rutinaria de salud.
Hoy, los miembros de la OMS empezaron a discutir un acuerdo que evitaría una próxima pandemia y la repetición de errores. La pregunta ahora no es si esa pandemia sucederá, sino cuándo.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en: https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion