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Martes, 3 de Mayo de 2011
La defensa de la libertad de prensa y del derecho a la información no es un capricho de los medios o de los periodistas que tienen la función de divulgar los hechos de interés público y de interpretarlos en tiempo oportuno y en forma responsable. La defensa de la libertad de prensa y del derecho a la información no es un capricho de los medios o de los periodistas que tienen la función de divulgar los hechos de interés público y de interpretarlos en tiempo oportuno y en forma responsable.

No son pocos los enemigos de la libertad de expresión. Pretenden ellos silenciar, o intimidar o censurar aquello que no conviene a sus intereses. En los regímenes totalitarios se ejerce represión para obstruir la información, lo cual lleva a clausura forzada de los medios, o al encarcelamiento o asesinato de periodistas que se atreven a obrar con independencia.

Colombia no ha sido ajena a intervenciones de ese orden. En el siglo XX hubo persecución oficial contra periódicos que mantuvieron una línea de independencia respecto al Gobierno. También fueron sacrificados periodistas por sus convicciones.

De otra parte, las mafias del narcotráfico y los grupos armados ilegales también la emprendieron contra la libertad de los medios e incurrieron en actos criminales para acabar con la vida de periodistas que no sucumbieron a sus imposiciones ni se dejaron absorber por sus dogmas.

Actualmente en América Latina han vuelto a aparecer obstáculos al libre ejercicio del periodismo. En Venezuela, Ecuador, Argentina y Nicaragua, principalmente, hay procedimientos hostiles que cercenan la independencia de los medios imponiéndoles limitaciones o cerrándoles espacios de información o de opinión.

La defensa de la libertad de prensa es una causa permanente. No se puede ceder en los principios que la sustentan, pues en su preservación está el soporte de la democracia y de la verdad, en función de valores esenciales de la vida colectiva.

Está vigente este aserto de Otto Morales Benítez sobre principios que deben preservarse en el ejercicio del periodismo: “Somos conocedores del gran esfuerzo que debemos realizar para defender los principios que guían una prensa democrática.

Ella, ha contribuido, con gran riqueza, a organizar los grandes valores de la nacionalidad. Debemos recordar que en los países totalitarios - de derecha o de izquierda - los recursos para dominar la opinión pública y reducirla al silencio, son caminos sinuosos, donde operan con poder imperial el rodeo, el disimulo, el camuflaje. Pero lo más grave es quién dirige esos medios: «En el mundo totalitario los medios informativos están manejados, con gran virtuosismo, por destacados dirigentes de masas, pero que carecen de limitaciones éticas y de tolerancia liberal”.
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