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Acercamiento entre Arabia Saudita e Irán sacude panorama en Oriente Medio
La piedra angular de la política exterior israelí es aislar a su enemigo iraní y el gobierno israelí quería integrar a Arabia Saudita a esta coalición contra Irán, que se acerca inexorablemente al estatuto de país nuclear.
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AFP
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Sábado, 15 de Abril de 2023

 


El acercamiento entre Arabia Saudita e Irán, bajo la mediación de China, puede cambiar completamente el mapa geopolítico de Oriente Medio y traerá consecuencias significativas en esta región estratégica del planeta.


"Cambio de paradigma" 


El acuerdo Irán-Arabia Saudita "es la muestra de un cambio de paradigma mucho más vasto, en el que se trabaja desde hace varios años", señala Pierre Razoux, director académico de la Fundación Mediterránea de Estudios Estratégicos (FMES).


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"Estados Unidos ya no es percibido como la potencia dominante de la región. Sus aliados tradicionales (como Arabia Saudita) dudan de su compromiso en protegerlos, entonces buscan en otra parte", añade.

Según el investigador, "el actor global que es visto como una nueva potencia de estabilización, es ahora China". Su objetivo "no es pacificar la región sino estabilizar con estímulos económicos y financieros".

"China no está aún lista para comprometerse militarmente en la zona", apostilla.

Sin embargo, con este acuerdo "Arabia Saudita no quiere posicionarse contra Estados Unidos", matiza Fatiha Dazi-Héni, especialista del Golfo en el Instituto de Investigación Estratégica de la Escuela Militar francesa (Irsem).

"Todas las declaraciones oficiales del gobierno saudita han consistido (...) en dar seguridades al socio estadounidense, pero subrayando la voluntad de lograr un justo equilibrio entre ambas superpotencias", subraya Dazi-Heni en la revista Oriente XXI.


¿Asad rehabilitado?


A través de contactos, canales y redes de comunicación, las dos potencias regionales Arabia Saudita e Irán se enfrentan desde hace años en una guerra por delegación.

Su "acercamiento puede tener consecuencias en Yemen, Irak y Siria y Líbano", señala Razoux. "No resuelve en nada las crisis, pero las calma, pues los actores regionales ya no quieren echar aceite al fuego".

En Siria, el presidente Bashar al Asad, fortalecido por el apoyo de Irán y Rusia, sobrevivió a la guerra civil que devasta a su país desde 2011, cuando Riad era uno de los numerosos apoyos de los rebeldes.


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Paria de la comunidad internacional, Siria está volviendo a ser frecuentable para los países de la región.

"Arabia Saudita debería normalizar relaciones con Bashar al Asad, lo que facilita al gobierno saudita compensar las influencias rusa y turca e invertir en la reconstrucción del país", agrega Razoux. 


¿Calma en Yemen?


En Yemen, Irán apoya a los rebeldes hutíes en la guerra contra el gobierno yemení, apoyado desde 2015 por una coalición militar liderada por Riad. 

Arabia Saudita "no puede garantizar un papel constructivo de Irán, pero cuenta con una posición comprensiva de sus intereses por China", añade.

Los hutíes podrían tratar de capitalizar "sus ganancias territoriales", lo que  "les facilitaría dictar el ritmo diplomático internacional en Yemen", indica Nadwa Al-Dawsari, de Middle East Institute.

Además, "un conflicto indirecto se está presentando en el sur de Yemen entre sauditas y emiratíes", que son aliados en el combate contra los hutíes, agrega.

Ambos aliados "no tienen la misma visión del futuro de Yemen", abunda Razoux. Emiratos "aceptaría una división" que le permitiría continuar con sus propios objetivos geopolíticos en el mar Rojo y en aguas del Cuerno de África.


Irak


En Irak, "Arabia Saudita también desea que esta normalización pueda contribuir a calmar la tensión con las milicias chiitas" de ese país, donde Irán desempeña un papel de primer plano, destaca Dazi-Héni.


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"El acuerdo podría facilitar el apaciguamiento de las tensiones, reduciendo de esta manera los riesgos de recaída hacia la guerra civil, pues cada país tendrá que dar garantías a las otras partes", dice Razoux.

"Si hay acercamiento, se asistirá evidentemente a una mejoría inmediata en el plano de seguridad (...), pero no sobre la política interior iraquí", observa Renad Mansour, del centro de reflexión Chatham House, para quien la influencia iraní no cambiará.


Líbano, Israel


El jefe de poderoso Hezbolá libanés, aliado de Teherán, Hasan Nasralá, dijo que el acuerdo podría "ayudar" a la resolución de las crisis en Líbano.

"Irán y Arabia Saudita deberían ponerse de acuerdo para evitar que el país se hunda, lo que sería nefasto para ambas partes", anticipa Razoux.

"Teniendo en cuenta la situación financiera de Líbano, Arabia Saudita, cuyas reservas están llenas de petrodólares, podrían enviar efectivo que circularía por los canales habituales del clientelismo y la corrupción", en el país, añade.

La situación no es tan favorable para Israel, confrontado a la tendencia al repliegue de la influencia estadounidense en la región y a una importante crisis política interior.

En ese contexto, "la decisión de Arabia Saudita de restablecer relaciones diplomáticas" con Irán es "extremadamente problemática" para Israel, consideran los investigadores Giorgio Cafiero y Shehab Al Makahleh en la revista Responsible Statecraft del centro de investigación estadounidense Quincy Institute.

La piedra angular de la política exterior israelí es aislar a su enemigo iraní y el gobierno israelí quería integrar a Arabia Saudita a esta coalición contra Irán, que se acerca inexorablemente al estatuto de país nuclear.

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