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La campaña electoral venezolana
Las elecciones presidenciales del próximo 7 de octubre han desatado una campaña sin precedentes en Venezuela, con características muy peculiares. En primer término, la controversia sobre la enfermedad del Presidente Chávez que suscita todo tipo de afirmaciones, desde que él no podrá estar presente en los comicios, hasta que su mal puede ser una farsa montada por el partido gobernante.
Sábado, 30 de Junio de 2012
Las elecciones presidenciales del próximo 7 de octubre han desatado una campaña sin precedentes en Venezuela, con características muy peculiares. En primer término, la controversia sobre la enfermedad del Presidente Chávez que suscita todo tipo de afirmaciones, desde que él no podrá estar presente en los comicios, hasta que su mal puede ser una farsa montada por el partido gobernante. En segundo lugar, la unificación lograda por la oposición venezolana, que por primera vez pudo escoger un candidato único por medio de una consulta popular. Y, tercero, el debate sobre la reelección de un presidente que completa 14 años en el poder con resultados muy discutibles.

Por todo ello, es muy arriesgado adelantar el posible resultado de unas elecciones tan cruciales para la vida democrática del vecino país. Pero, si bien, no valdría la pena hacer simples especulaciones sobre el tema, por el contrario, analizar el desarrollo de la campaña es útil y conveniente.

Se debe empezar por afirmar que derrotar a un candidato en el ejercicio de la presidencia con todas las ventajas de recursos económicos, publicitarios y de los diversos órganos del estado, es muy difícil. El Presidente Chávez cuenta con la chequera de PDVSA a discreción; con los medios de comunicación estatales a su servicio; con la mayoría de los diputados a la Asamblea Nacional haciéndole campaña; con numerosos gobernadores y alcaldes utilizando los bienes oficiales en su propaganda; y con la benevolencia del poder judicial y del órgano electoral.

No obstante, el candidato opositor, el joven Henrique Capriles Radonski, está haciendo una campaña sobresaliente, y con el respaldo de todos los partidos de oposición visita una a una las poblaciones de la geografía venezolana llevando un mensaje fresco y optimista. Con un lenguaje llano, muestra las deficiencias del actual gobierno en dos aspectos principales: la inseguridad y la falta de oportunidades para los ciudadanos. Y propone la defensa de la empresa privada y la generación de empleos productivos.  

Pero hay algo que quiero resaltar de manera especial en la campaña electoral venezolana: Es la formación de una dirigencia política joven, preparada, y fogueada.

Los casi tres lustros que completa Hugo Chávez en el poder, con la perspectiva de continuar por otro lapso parecido al frente de Venezuela, han hecho surgir a un grupo creciente de jóvenes activistas de la oposición, que día a día gana terreno en el escenario político del país, y que, sin duda alguna, serán los gobernantes de los próximos años cuando aquel deje el poder.

Es el inexorable curso de la historia, con dos elementos a considerar: El Comandante Chávez ha ejercido de una manera tan personalista el gobierno, que sin él es impensable la subsistencia del régimen que implantó. Y, como ocurrió en 1928 en la larga dictadura igualmente personalista de Juan Vicente Gómez, los estudiantes asumieron decididamente una causa política que, tarde o temprano, los llevará a sustituir al régimen envejecido y decadente que ya deja huellas de cansancio en la población.
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