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Política
¿Reelegiremos los mismos, para seguir en lo mismo?
En Colombia, supuestamente cambió el escenario político debido a las inusuales y organizadas protestas sociales en distintos sectores y regiones por los efectos económicos negativos que, a los agricultores nacionales, han ocasionado los TLC recomendados por gremios, aprobados por los dos últimos gobiernos y ratificados por el congreso nacional, cuestionando duramente la capacidad y visión de cada presidente, los partidos políticos y de sus congresistas.
Domingo, 22 de Septiembre de 2013

Falta por ver si sus efectos perduran  y se traducen en cambios significativos en la composición del congreso nacional, en las elecciones de senadores y representantes a la cámara que realizaremos los colombianos el  9 de marzo de 2014 y, luego, en las presidenciales.

Por eso no podemos perder de vista que, antes de la elección de presidente y vicepresidente de la república el 25 de mayo de 2014, primero elegiremos a los congresistas.  

La importancia del trabajo de un congresista, en su trabajo legislativo, podría evaluarse en dos aspectos básicos:

1º. Por la calidad, pertinencia y oportunidad de los proyectos de ley que someta a discusión y aprobación de la corporación, así como en su aporte intelectual y participación activa que realice en los debates para la aprobación de las leyes que van a incidir, posteriormente, en la actividad institucional y vida de los ciudadanos.  

Se habla de algunos congresistas nortesantandereanos que nunca intervinieron en debates, ni presentaron proyecto alguno,  limitándose a contestar lista y garantizar el quórum deliberatorio.

2º. Por la gestión personal - constante y planificada - que realice ante el gobierno nacional, empresa privada y organismos internacionales para lograr recursos y apoyo institucional que favorezcan las comunidades que representan y les respaldaron con su voto para obtener la credencial por un período de 4 años.

Todos sabemos que los congresistas serán soporte fundamental en la próxima elección presidencial y, por esa sencilla razón, pese a que ya tiene organizada su campaña, el  presidente Santos no anunciará su decisión de presentarse como candidato para la reelección, de manera pública y por escrito a la Registraduría Nacional del Estado Civil como lo exige el artículo 9º de la Ley 996 de 2005, sino hasta la fecha límite del lunes 25 de noviembre.

Al hacerlo, de inmediato se le aplica la ley de garantías para lo cual requiere dejar  previamente “aceitada” la maquinaria política para sus congresistas de la mesa de unidad nacional, asignándoles contratos de obras y nombramientos que hasta ahora han sido muy escasos con la repartición equitativa de la mermelada entre ellos.

De esta forma, sus congresistas amigos (excluidos los de la oposición) podrán contar con algunas obras más nombramientos qué mostrar, con recursos económicos suficientes que les permitirán salir “motivados” a buscar el voto en sus comunidades, para conservar la curul,  refrendar su credencial de congresista y apoyar después la campaña presidencial pues ya estarán comprometidos, sabiendo que empresas nacionales, multilatinas y multinacionales que operan en el país, también financiarán de distintas formas en sus campañas a la mayoría de los congresistas.    ¿Reelegiremos los mismos, para seguir en lo mismo?

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