Sábado, 25 de Mayo de 2013
Con base en la información del Ideam, entidad encargada del registro de información y predicción de lluvias entre muchas de sus funciones se ha pronosticado mal tiempo en la mayor parte del territorio colombiano y aunque en nuestra ciudad disfrutamos de altos registros de temperatura, son varios los sustos que han pasado las clases menos favorecidas y las altamente favorecidas de los daños que causan tres horas seguidas de lluvias, tal como sucedió entre noviembre de 2010 y junio de 2011 fecha en la que el fenómeno de La Niña enlutó muchos hogares colombianos y no muy lejos el recién aguacero del día sábado 4 de mayo del año en curso que demostró marcadas debilidades en materia de atención de emergencias.
El lunes siguiente no paraban los comentarios de todo tipo los cuales señalaban una y otra entidad como responsables de las tragedias ocurridas pero lo que más me llamó la atención fue las declaraciones del comandante de bomberos de Cúcuta cuya institución no pudo contener la inmensa cantidad de llamadas de habitantes de todas la comunas que clamaban por ayuda y es muy normal que en esos casos alguien grite: “llamen a los bomberos”.
Algunos de mis lectores se preguntarán: ¿por qué hasta ahora se pronuncia en el tema de la emergencia y específicamente denomine la columna: “Llamen a los bomberos”? La respuesta obedece a que el domingo de la semana que pasó, transitaron dos vehículos con implementos para apagar incendios, un carrotanque, dos ambulancias y dos camionetas de apoyo los cuales tenían activadas sus sirenas y en cuyo interior se encontraban personas a quienes debemos llamar: héroes. Esos son los bomberos de nuestra ciudad y de los municipios de Los Patios, Villa del Rosario y además de vecinas poblaciones hermanas de Ureña y San Antonio del Táchira.
Esos héroes son las mismas personas que simultáneamente atienden inundaciones, retiro de árboles caídos, personas en riesgo de altura, insectos agresivos, incendios, voladuras, etc. Me quedo corto ante las múltiples tareas que realizan y por eso me dio verdadera tristeza ver el insignificante equipo con el que atienden de manera profesional, arriesgada y desinteresada todas las emergencias que ocurren en la ciudad y lamentablemente esas personas bien llamada héroes están muy solas porque los hemos dejado solos y porque las administraciones a pesar de tener obligaciones aprobadas por el legislativo municipal desde hace décadas, es probable, muy probable que la asignación de recursos que les pertenecen aún no se giran o en caso de haberlo hecho de seguro son limosnas que no permiten que el grupo de personas expertas en la temática tratada, además de no poseer equipos tampoco disponen de incentivos legales que premien o reconozcan en mínima parte el gran esfuerzo que realizan a diario.
Es desfile de los bomberos generó en los menores admiración ante la mirada indiferente de adolecentes y adultos que no percibieron el paso del corto desfile que norte a sur por la Avenida Los Libertadores con sus sirenas activadas, mostraban los héroes vestidos de rojo que únicamente los recuerdan cuando el pánico y el terror se apodera de los ciudadanos y son muy pocas las entidades que apoyan una tarea desagradecida aunque llena de satisfacciones. Esos son nuestros bomberos y todos tenemos la obligación de apoyarlos porque las emergencias existen todos los días y eso lo saben las personas que desesperadamente gritan ante las amenazas de la naturaleza: “llamen a los bomberos”.
El lunes siguiente no paraban los comentarios de todo tipo los cuales señalaban una y otra entidad como responsables de las tragedias ocurridas pero lo que más me llamó la atención fue las declaraciones del comandante de bomberos de Cúcuta cuya institución no pudo contener la inmensa cantidad de llamadas de habitantes de todas la comunas que clamaban por ayuda y es muy normal que en esos casos alguien grite: “llamen a los bomberos”.
Algunos de mis lectores se preguntarán: ¿por qué hasta ahora se pronuncia en el tema de la emergencia y específicamente denomine la columna: “Llamen a los bomberos”? La respuesta obedece a que el domingo de la semana que pasó, transitaron dos vehículos con implementos para apagar incendios, un carrotanque, dos ambulancias y dos camionetas de apoyo los cuales tenían activadas sus sirenas y en cuyo interior se encontraban personas a quienes debemos llamar: héroes. Esos son los bomberos de nuestra ciudad y de los municipios de Los Patios, Villa del Rosario y además de vecinas poblaciones hermanas de Ureña y San Antonio del Táchira.
Esos héroes son las mismas personas que simultáneamente atienden inundaciones, retiro de árboles caídos, personas en riesgo de altura, insectos agresivos, incendios, voladuras, etc. Me quedo corto ante las múltiples tareas que realizan y por eso me dio verdadera tristeza ver el insignificante equipo con el que atienden de manera profesional, arriesgada y desinteresada todas las emergencias que ocurren en la ciudad y lamentablemente esas personas bien llamada héroes están muy solas porque los hemos dejado solos y porque las administraciones a pesar de tener obligaciones aprobadas por el legislativo municipal desde hace décadas, es probable, muy probable que la asignación de recursos que les pertenecen aún no se giran o en caso de haberlo hecho de seguro son limosnas que no permiten que el grupo de personas expertas en la temática tratada, además de no poseer equipos tampoco disponen de incentivos legales que premien o reconozcan en mínima parte el gran esfuerzo que realizan a diario.
Es desfile de los bomberos generó en los menores admiración ante la mirada indiferente de adolecentes y adultos que no percibieron el paso del corto desfile que norte a sur por la Avenida Los Libertadores con sus sirenas activadas, mostraban los héroes vestidos de rojo que únicamente los recuerdan cuando el pánico y el terror se apodera de los ciudadanos y son muy pocas las entidades que apoyan una tarea desagradecida aunque llena de satisfacciones. Esos son nuestros bomberos y todos tenemos la obligación de apoyarlos porque las emergencias existen todos los días y eso lo saben las personas que desesperadamente gritan ante las amenazas de la naturaleza: “llamen a los bomberos”.