En las últimas dos décadas, la palmicultura en el departamento de Norte de Santander ha presentado un crecimiento sostenido que le ha permitido posicionarse, no solo como una de las actividades agrícolas de mayor potencial en la región, si no quizás una de las mejores alternativas para generar condiciones de inclusión económica y social y bienestar para las comunidades rurales, señalaron voceros de la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, Fedepalma.

De acuerdo con reportes de la Federación, al cierre de 2021, el área sembrada de palma de aceite alcanzó 27.758 hectáreas, en tanto que la producción del aceite de palma superó las 115 mil toneladas, representando 6,58% del total de las 1,7 millones de toneladas producidas en Colombia.

En el Departamento de Norte de Santander, los cultivos de palma de aceite están presentes en los municipios de Cúcuta, El Zulia, La Esperanza, Sardinata y Tibú, a través de 1.735 palmicultores y cuatro (4) plantas extractoras que generan un total de 9.171 empleos (3.368 directos y 5.505 indirectos).

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En la región, la palmicultura se caracteriza por la coexistencia de pequeños, medianos y grandes productores, así como una producción enfocada en el cumplimiento de altos estándares de sostenibilidad social y ambiental.

En esta zona geográfica, como en todo el país, el sector palmicultor ha logrado avanzar en el desarrollo de modelos de negocio inclusivos, en favor de las comunidades vinculadas a la cadena productiva de la palma de aceite, así como en la diversificación de los mercados y el incremento en el número y capacidad de las plantas de beneficio.

En los últimos años, el sector ha fortalecido su institucionalidad con avances significativos en el diálogo con las autoridades municipales y la gobernación departamental, entidades con las cuales se han articulado acciones en beneficio de las comunidades localizadas en  áreas de influencia, lo cual ha incidido en el posicionamiento de la palmicultura en los ámbitos regional y nacional.

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Es claro que la palma de aceite, al igual que las demás actividades del agro no está exenta de afrontar los desafíos del entorno que día tras día afectan al campo colombiano como el conflicto armado y la presencia de economías ilícitas que han limitado el desarrollo del cultivo, en algunos momentos afectado también la comercialización de la fruta y aceite de palma e impedido una mayor dinámica que le permita alcanzar una mayor participación a esta región en el mercado nacional de aceites y grasas, al igual que avanzar en la agregación de valor.

En el presente, el sector palmero recibe con optimismo la apuesta del gobierno de convertir al Catatumbo en una capital nacional de paz y en ese escenario se espera capitalizar la vocación y el potencial agropecuario del departamento y aportar a la adopción de modelos de producción cada vez más sostenibles y resilientes, indicaron voceros de Fedepalma.

Este contexto traerá beneficios a la palma de aceite de Norte de Santander, facilitando hacer nuevas inversiones, generar empleo y acceder a más mercados nacionales e internacionales, potencializando así, el desarrollo y progreso que la palmicultura brinda a las zonas donde se encuentra el cultivo y para el país, al ser un renglón productivo sostenible, económica, social y ambientalmente.

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