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Un pacto por Cúcuta
A tan asfixiante estado de cosas se le tiene que salir al paso con decisión constructiva.
Domingo, 25 de Abril de 2021

Cúcuta no está entre las ciudades colombianas con mayor desgracia, pero su situación es preocupante y la pandemia del coronavirus ha agudizado crónicos problemas, frente a los cuales no se tienen propuestas de solución suficientemente coherentes.

El tejido de la crisis de la ciudad abarca todos los campos. No solamente está en el ranking de las más violentas del mundo. Los indicadores de pobreza, ilegalidad en muchas de las transacciones cotidianas, informalidad laboral y desempleo, configuran un desgreño abrumador. A eso hay que sumarle el entramado de la corrupción dejada por varias  administraciones con beneficiarios que todavía se siguen lucrando económica y políticamente de esa charca nefasta.

A tan asfixiante estado de cosas se le tiene que salir al paso con decisión constructiva. Debe corresponder a un ejercicio ciudadano que no le haga concesiones a quienes manejaron los recursos del municipio con cálculo de aprovechamiento ilícito. Todo eso forma un expediente con actores comprometidos en la picaresca consumada. Los jueces deben desentrañar los posibles hechos punibles a fin de que se le repare a la gran víctima que es Cúcuta.

La reciente declaración de la fundación cultural El 5 a las 5 es una cuota inicial importante en la propuesta de recuperación que la ciudad necesita. Hay que dar el paso hacia la formación de grupos de estudios con metas precisas. Y en esto hay que comprometer a empresarios interesados en promover el desarrollo de la ciudad mediante la activación de un aparato productivo sostenible. Deben tomar parte los políticos inmunizados contra el virus de los negociados. También los activistas de todos los demás sectores alineados con el proyecto de sacar a Cúcuta de los enredos e infundirle una dinámica de cambio orientada a una buena calidad de vida para todos. Bien podría invocarse el hito de la reconstrucción después del desolador terremoto de 1875. Fue la firmeza de quienes asumieron la responsabilidad de impulsar el resurgimiento sin pasar cuentas de cobro para beneficio particular, lo que hizo posible resultados de acierto. Fue la honradez y la valoración del territorio el incentivo común, en la perspectiva de un 
rescate animado de civismo y de querencia.

Cúcuta necesita repetir ese salto, con visión actualizada, pero cerrándole espacios a los negociados y a los de la pandilla de la desfachatez. Esto implica no caer en la trampa de la ingenuidad y entender que la política también debe servir para generar condiciones de vida articulada a la democracia y la decencia.

Puntada

Acudiendo a esguinces el gobierno reconoce  que su reforma tributaria es tóxica. ¿Entonces,  por qué insiste en su trámite? O es burla,  o es mala fe.

ciceronflorezm@gmail.com

cflorez@laopinion.com.co
 

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