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A un año de las elecciones
Ahora que las elecciones se aproximan y estamos a un año, y ya algunos candidatos tomaron la decisión finalmente de no inhabilitarse y renunciaron a sus cargos públicos, mientras que otros que habían anunciado su aspiración, no lo hicieron, no se lanzaron al charco, hay varias noticias sobre lo que nos espera en la próxima contienda electoral. Unas buenas y otras no tanto. Empecemos por esta última.
Sábado, 25 de Octubre de 2014
Ahora que las elecciones se aproximan y estamos a un año, y ya algunos candidatos tomaron la decisión finalmente de no inhabilitarse y renunciaron a sus cargos públicos, mientras que otros que habían anunciado su aspiración, no lo hicieron, no se lanzaron al charco, hay varias noticias sobre lo que nos espera en la próxima contienda electoral. Unas buenas y otras no tanto. Empecemos por esta última. La primera de ellas es que llegar a un cargo de elección popular como la alcaldía de Cúcuta, lamentablemente más que tratarse de una confrontación de ideas o proyectos de lo que debería hacerse en la ciudad, se trata más de alinear intereses en ocasiones más personales que de ciudad. Por estos días alguien bien informado en los asuntos públicos me decía: “Para aspirar hoy en día a la alcaldía de Cúcuta se necesitan tener unos mil seiscientos millones de pesos en el bolsillo”, y muy probablemente no le faltaba razón. En esa misma charla, otro con más perspicacia decía: “¿y será que hoy en día para asegurar algunas aspiraciones es necesario todavía ir hasta La Picota en Bogotá?”. Buena pregunta. Ojalá no sea cierto. En ese ambiente previo a las elecciones incluso anda circulando por la ciudad una especie de pasquín que se refiere a una de las candidaturas.

Una muy buena para la ciudad. En la edición de este periódico hace ocho días apareció una cartilla en la que se anunciaba la forma como se han invertido más de dos billones en la ciudad en los últimos tres años. Maravilloso, esplendoroso. Incluso si a la información que contiene esta cartilla se suma los varios tips que sobre la ciudad se hicieron en la transmisión del pasado partido del Cúcuta Deportivo que jugó contra Jaguares, en la que se escuchaba en RCN: “Gracias a la administración porque ahora Cúcuta sí tiene hacia el futuro otras perspectivas económicas”, pues es una excelente noticia, sólo que columnistas tan desinformados como suele suceder en mi caso, no las veo, pero desde luego no por ello deja de ser importante para la ciudad. Otra que también se anunciaba en la transmisión: “Gracias a la administración por la pavimentación de las calles de la ciudad”. Sólo que el accidente que tuve ocasión de ver por estos días en el que un motociclista por esquivar un prominente hueco se fue a tierra y casi se mata, apenas es un pequeño lunar que no tiene importancia. Me tomó por sorpresa saber por ejemplo que esta administración había gestionado los recursos para el acueducto metropolitano. No tenía la menor idea. Nuevamente mi desinformación me hace pasar penas.

Creo que la publicación incluso se quedó corta, o podríamos decir que pecó de humildad, pues con la inversión de los más de dos billones de pesos en la ciudad en estos últimos tres años, pensaría que recientemente cuando el Departamento Nacional de Planeación calificó a Bucaramanga como la cuarta economía más fuerte del país, probablemente debe haber una imprecisión. El Gobierno Nacional tampoco está muy al corriente de esta inversión en Cúcuta.

Todo ello sucede apenas cuando comienzan a conocerse quienes aspiran a la contienda electoral del próximo año. Toda esta comidilla de comentarios y especulaciones se suceden en la ciudad, ahora con pasquines como frecuentemente aparecían en esas ciudades garciamarquianas, mientras de otro lado, en el mundo, se abre espacio a otras especulaciones y posibilidades sobre los verdaderos  alcances de la democracia hoy en día, como sucede por estos días por ejemplo con un escrito de The Economist, revista en la que se asegura que hoy en día los estados occidentales ya no están en capacidad de solucionar las crisis y problemas que se les plantean, y que el modelo de estado eficaz es el denominado Estado asiático, estados que sí son eficaces y producen resultados tangibles, y por ello ya presentan a Ecuador como un modelo de ellos. Todo lo anterior a un año de las elecciones.   
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