A mediados de este mes de octubre está previsto el regreso a las clases semipresenciales en Venezuela, donde las autoridades han decidido extender al ámbito escolar el esquema de 7x7 que se traduce en una semana de actividades seguida por una de cuarentena estricta, aplicado en el país desde el inicio de la pandemia.
Para ello, desde el mes de septiembre se inició un plan de vacunación masivo que abarcó a docentes y personal administrativo, desde la educación preescolar hasta universitaria, y estudiantes mayores de 18 años.
Sin embargo, gremios de profesores de todos los niveles de enseñanza, así como las autoridades de las principales casas de estudio coinciden en señalar que para regresar a las aulas hay que cubrir mucho más que las medidas de bioseguridad, pues las instalaciones se encuentran francamente deterioradas y los salarios docentes no les alcanzan ni siquiera para movilizarse hasta sus centros de trabajo
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Falta de enfermeras ponen en riesgo a recién nacidos en TáchiraPara Ildemaro Useche, presidente de la Federación Venezolana de Maestros (FVM), la presencia de los niños en el aula y su interacción con el docente y con sus compañeros de curso resulta fundamental para el adecuado desarrollo del proceso de enseñanza - aprendizaje, por lo que se define como un defensor de la presencialidad.
Sin embargo, considera que las condiciones no están dadas para el acto pedagógico, pues sostiene que desde hace más de cinco años vienen denunciando el sistemático deterioro de las instituciones educativas, que se ha agudizado a lo largo de este año y medio en el que los planteles quedaron vacíos a causa de la pandemia.
Gladys Chacón, coordinadora del Observatorio de Educación y presidenta del Colegio de Licenciados del Táchira, coincide en que el deterioro de las instalaciones es generalizado. “Podemos pasearnos por las instituciones emblemáticas de San Cristóbal como la Román Valecillos, el Carlos Rangel Lamus, Pedro María Morantes, la Escuela Técnica Industrial, entre otros, para que vean el desastre en el que están las instituciones educativas”, dijo al insistir en que para el regreso a clases los maestros necesitan “más que vacunas”.
Agregan que los salarios no alcanzan para cubrir las necesidades. El salario para un docente de categoría cinco, -una de las más altas de la tabla- está entre 160 y 180 de los nuevos bolívares digitales (unos 136 o 153 mil pesos).
Universidades sin presupuesto
El sector universitario tampoco escapa a las precariedades que enfrenta la educación venezolana, razón por la cual desde la Federación de Asolaciones de Profesores Universitarios de Venezuela (Fapuv) emitieron un comunicado donde denuncian que venezolano pretende “fingir un funcionamiento normal de nuestras instituciones sin resolver ni uno solo de los graves problemas que de hecho lo impiden”.
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Documentan 742 muertes violentas en frontera venezolanaDesde la Asociación de Profesores de la Universidad de Los Andes también los académicos fijaron posición al señalar que además de un plan de seguridad para prevenir los contagios masivos o individuales, es necesario el cese en la manipulación de las asignaciones presupuestarias y la intervención de la autonomía universitaria, así como acordar con los representantes sindicales y gremiales legítimos, los beneficios laborales con base en las Normas de Homologación.
Agregan que se requiere acometer, con la emergencia del caso, la recuperación de la infraestructura y los servicios, así como habilitar los equipos y el material necesario para el cumplimiento de las funciones académicas, administrativas e investigativas. “No se puede pretender un regreso a las aulas en condiciones infrahumanas, anti educativas y de alto riesgo para la salud y la vida”, reza el texto.
Por su parte, el rector de la Universidad del Táchira (UNET), Raúl Casanova destacó la importancia de la vacunación para un futuro retorno a clases, pero recordó que la universidad venezolana enfrenta todo tipo de carencias a consecuencia de las restricciones presupuestarias impuestas desde el gobierno nacional, que les dejan de manos atadas para acometer las reparaciones necesarias, generando un significativo deterioro de la infraestructura, laboratorios y dotación de insumos.
Agregó que servicios como el comedor y el transporte estudiantil tan necesarios para el alumnado y en especial para quienes viven fuera del estado o provienen de familias de escasos recursos, también se han visto comprometidos.
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