Si bien el gobierno ordenó clases virtuales, muchos alumnos de bajos recursos quedaron prácticamente excluidos por no tener internet, ni dispositivos para conectarse. Además, en varias regiones son frecuentes los cortes eléctricos.
Tras un año cerradas, las escuelas abrieron, pero las tareas dirigidas continúan siendo una alternativa ante una decadencia del sistema público que el gobierno no reconoce.
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El presidente Nicolás Maduro, que se ha felicitado por el manejo de la educación a distancia, ordenó a finales de junio que los planteles sean reparados por militares.
No hay un censo, porque la mayoría opera en la informalidad, pero "alrededor de un 30% de los niños en edad escolar, entre 6 y 16 años, están acudiendo" a estos centros alternativos, asegura Antonio Canova, director la ONG Un Estado de Derecho, basado en un estudio hecho en Montalbán y la gigantesca barriada de Petare en Caracas.
"Somos una opción"
El "aula" de Martha, que es maestra en una escuela pública, tiene un comedor con cuatro sillas de madera en el porche. En un muro blanco que da a la calle se lee un anuncio: "Clases particulares".
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"Con ella ha aprendido mucho", dice Silenia Mendoza, una comerciante de 60 años que contrató a Martha como tutora de su nieta Nathalia porque en el liceo "no dan mucha clase".
A pocas cuadras, Nuris Lorenzo también ofrece tareas dirigidas. Tiene un par de mesas de plástico con sillas de distintos diseños y colores, y una pequeña pizarra en una pared. De una caja saca letras dibujadas en cartón para enseñar a deletrear el alfabeto.
"Yo creo que somos una opción para mejorar la educación", apunta Nuris.
Tanto ella como Martha asistieron a un encuentro con la ONG Un Estado de Derecho para debatir los desafíos de la educación; una de las mayores preocupaciones es el difícil acceso a internet. De hecho, ambas dependen de vecinos para conectarse.