La producción de petróleo en Norte de Santander está en ‘jaque’ por cuenta de la inseguridad y de los hechos de temor a los que están expuestos constantemente los trabajadores de Ecopetrol y sus empresas contratistas en esta zona del país.
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Según informó Ecopetrol, de los 81 pozos productores que tiene actualmente, solo 25 permanecen operando, lo que dificulta el cumplimiento de las funciones de la petrolera para trazar efectivamente la demanda que hay en el departamento.
Las cifras de la empresa, en el 2021, revelaron que los grupos armados ilegales se robaron 24.661 barriles de crudo, al tiempo que fueron detectadas 118 conexiones ilícitas con válvulas.
Uno de los problemas que tiene que enfrentar la petrolera y sus aliados en la región son los constantes hurtos de vehículos, lo que genera la mayor dificultad, porque en ellos se transportan los operarios que hacen las visitas periódicas a los pozos.
El año pasado fueron robados 31 vehículos adscritos a Ecopetrol y sus contratistas en la región. Sin embargo, más allá de estos hechos, los empleados son blancos de amenazas, retenciones e intimidaciones.
Un camión de incendios
Entre los robos más recientes denunciados por Ecopetrol fue el que se registró el sábado 15 de enero, en el kilómetro 15 de la vereda Buenos Aires, zona rural de Tibú, cuando un grupo de hombres armados se robó el camión contra incendios de la empresa, mientras que retuvo a los ocupantes durante un tiempo para luego dejarlos en libertad.
Según se conoció, los autores del hecho se identificaron como miembros de la disidencia del Frente 33 de las Farc, que por estos días mantiene un imperio del terror y las balas, en esta población del Catatumbo.
“El camión de bomberos es indispensable para la seguridad de los procesos, el desarrollo seguro de operaciones, atender situaciones en los pozos, líneas de producción y estaciones de los campos Tibú, Sardinata y Oripaya”, recordó Ecopetrol.
Esta situación aumentó el riesgo de la suspensión de las operaciones en los pozos petroleros, pues el camión es fundamental para el esquema mínimo de seguridad industrial. Además, presta un servicio social en la red de apoyo contra incendios o atención a otras situaciones que ocurran en Tibú.
El ingeniero Diego Fernando Lozano fue secuestrado en la vereda M14, de Tibú.
Exigen la liberación
El temor por el riesgo que corren los trabajadores de Ecopetrol sigue latente después del secuestro del ingeniero Diego Fernando Lozano, el jueves 13 de enero, cuando hombres armados lo sacaron de un pozo donde cumplía sus labores, también en Tibú y se lo llevaron con rumbo desconocido.
La empresa petrolera hizo un llamado a los captores para que le respeten la vida y liberen al funcionario para que retorne sano y salvo a su hogar.
Ecopetrol también emitió una orden a todo su personal, donde indica que suspenden cualquier desplazamiento a los pozos o por fuera de las instalaciones en Tibú, sin antes consultarlo con los encargados de la seguridad y tener una escolta.
La operación ‘Némesis’
Y precisamente para frenar el hurto de crudo, en diciembre del año pasado, el Ejército, la Policía, Fuerza Aérea, en conjunto con Ecopetrol, llegaron a uno de los puntos íconos del robo de petróleo que tenía el Ejército de Liberación Nacional (Eln), en El Aserrío, zona rural de Teorama.
Allí, según las autoridades, durante doce años fue hurtado el crudo a través de válvulas ilegales por las que se extraía y posteriormente era almacenado en bodegas cercanas.
Las autoridades tuvieron que excavar el terreno para llegar hasta las instalaciones ilegales y de esta manera acabar con este fenómeno que pasó desapercibido por más de una década.
Según las investigaciones adelantadas por los uniformados, era el frente nororiental del Eln el que obtenía la mayor parte del petróleo, con cerca de 59.000 barriles mensuales. Los integrantes del grupo armado obedecían a alias ‘Andrea’ y ‘Fercho’.
“Atacamos estas tres refinerías ilegales que hurtaban más de 780.000 barriles de petróleo al año, valorados en más de 60 millones de dólares, alrededor de 240.000 millones de pesos, con las que financiaban sus acciones terroristas contra la Fuerza Pública y el Estado colombiano”, afirmó el general Fabio Caro, comandante del Comando Específico de Norte de Santander, en el momento del hallazgo.
El año pasado, el Ejército destruyó 34 refinerías, seis depósitos ilegales de hidrocarburos, y desinstaló 31 válvulas ilícitas en el Oleoducto Caño Limón Coveñas.
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