El lazo de amistad y compañerismo que tenían los intendentes David Reyes Jiménez y Willian Fernando Bareño Ardila era tan fuerte, que cada vez que les preguntaban a uno y a otro que por qué no dejaban de arriesgar sus vidas con la desactivación de explosivos, respondían que ellos estaban unidos hasta la muerte.
Si quieres tener acceso ilimitado a toda la información de La Opinión, apóyanos haciendo clic aquí: http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion
“Acá nos retiramos o nos morimos los dos a la vez”, es la frase que muchos de sus compañeros y amigos hoy recuerdan de los dos suboficiales que les apasionaba trabajar con explosivos, pero que tristemente ayer fallecieron, cuando revisaban una maleta bomba.
Adriana Santamaría, esposa del intendente David Reyes, recordó que ayer, sobre las 5:00 de la mañana, mientras el uniformado se bañaba y se alistaba rápidamente para salir a atender el atentado con explosivos en el Aeropuerto Internacional Camilo Daza, donde finalmente perdió la vida, él le pedía que le preparara el desayuno para salir.
En ese momento, cuando intentaban despertar a su pequeña hija de 2 años, algo extraño sucedió, por lo que ella consideró que fue un presagio del hecho que estaba a punto de suceder.
“Nosotros siempre la despertábamos para irnos a entrenar y así fuera dormida, la sacábamos alzada sin problema, pero hoy (ayer) la niña se despertó gritando que no quería salir, que no nos fuéramos y nos tocó insistirle que debíamos irnos”, explicó la mujer.
Lea también: Así fue el ataque a los dos policías en Cácota
La rutina que tenía la pareja para salir a hacer ejercicio a las 4:00 de la mañana, no pudo hacerse ayer, pues el atentado con explosivos en la terminal aérea cambió los planes.
La compañera del suboficial, con la que compartió los últimos cuatro años, aseguró que llevó al uniformado a las instalaciones de la Sijín de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) a las 6:00 de la mañana, y allí se despidieron como acostumbraban, sabiendo que salía a enfrentarse a un nuevo desafío en medio de su labor.
Pero, 45 minutos después, con la segunda explosión en el aeropuerto, la tragedia se asomó a su hogar, y a través de una llamada de una de sus primas se enteró de la muerte de su esposo. “No tengo palabras, solo sé que lamentablemente murió haciendo lo que más le gustaba hacer”, dijo la esposa del uniformado.
Adriana Santamaría describió al intendente Reyes como un hombre muy especial, excelente esposo, dedicado a su familia y entregado a su trabajo. “Lo recordaré feliz, amoroso, cariñoso y el papá que daba todo por su hija. Los que hicieron eso esperaron a que ellos llegaran para activar el explosivo, eso es muy doloroso”, dijo.
Los cumpleaños
El suboficial cumplió 38 años el pasado 7 de diciembre y el lunes estuvo en la celebración del cumpleaños de su suegro. Sin embargo, su esposa notó que él estaba tensionado y estresado por diferentes cosas relacionadas con su trabajo.
Según explicó, él no quiso tomarse fotografías en familia con ellos y por el contrario, decidió captar el mismo las imágenes, algo que no acostumbraba a hacer. “Estuvo siempre hablando por el celular y nos dijo que estaba trabajando, que estaba atendiendo algunas cosas y por eso no quiso salir en las fotos”, recordó Adriana.
El intendente Reyes dedicó 16 años de su vida a la Policía, y recientemente fue exaltado en la Noche de la Excelencia Policial, junto con el intendente Willian Fernando Bareño Ardila, su amigo del alma, quien murió en el mismo hecho.
La tristeza en Los Patios
En la casa del intendente Willian Fernando no hubo consuelo. Algunos familiares lloraban mientras estaban sentados en el piso, frente a la casa. Las llamadas traían más dolor y las miradas se entrelazaban, dejando el mismo gesto de luto y resignación.
Horas después de ocurrir el mortal desenlace, los familiares no lograban comprender ni asimilar el hecho. Solo abrazos, en medio de palabras entrecortadas, acompañaban el doloroso ambiente en la vivienda ubicada en Los Patios.
Apoya a La Opinión haciendo clic aquí: http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion
Sin embargo, un hermano tomó la vocería y aseguró que el dolor tenía destrozada a toda su familia y que preferían guardar silencio hasta que la esposa del uniformado tuviera el valor necesario para hablar del papá de sus tres hijos.
Bareño era oriundo de Barbosa (Santander), tenía 42 años, y pasó 21 de ellos al servicio de la Policía. La Universidad Francisco de Paula Santander, de donde se graduó como tecnólogo en electricidad, lamentó su muerte.
La sonrisa y las bromas del intendente Bareño serán recordadas entre familiares, compañeros de trabajo y amigos, así como los momentos de alegría que compartían en diferentes reuniones fuera de lo laboral.
“Ellos eran personas alegres y le ponían el alma a todo, en las reuniones y en las fiestas les daban moral a los que estaban aburridos hablándoles”, recordó un policía que compartió con los suboficiales durante varios años.
Los miedos y el humor
El intendente Willian Bareño confesó en una entrevista para La Opinión, en marzo de 2018, que, a pesar de contar con la experiencia y el entrenamiento necesario para desarrollar sus labores, los minutos previos a cada procedimiento siempre estaban rodeados de temor, pero también con la seguridad en cada movimiento.
“Jugamos con la presión. A mí me da mucha hambre, otro compañero empieza a hablar muy rápido y así cada quien toma una actitud extraña minutos previos a la intervención del explosivo”, explicó en ese momento el suboficial.
El humor y la alegría que lo caracterizaban también entraban en su labor y por eso las bromas trataban de contrarrestar el peligro.
“A veces decimos que nos quedamos con las botas del que se va a poner el traje de protección, o con la plata que tenga en la billetera. Es un cara y sello, con liderazgo para hacer las cosas bien”, dijo.
Sin duda, siempre le daba temor que cualquier misión que cumplía saliera mal, ese temido error que no se podía cometer, porque de seguro sería el último. “No he estado en ningún procedimiento que termine mal (en explosión) y la verdad, no quisiera vivirlo, eso suena muy duro (risas)”, dijo Bareño en el momento de la entrevista que acompañó con frases graciosas, convencido también de su profesionalismo.
El reconocimiento a la excelencia
Los dos uniformados fueron nominados en la categoría Heroísmo en la reciente Noche la Excelencia Policial, en la que quedaron de segundos y fueron exaltados por el director de la Institución.
Bareño y Reyes se encargaron de desactivar un carro bomba que había sido instalado con al menos 300 kilos de explosivos, alrededor de la estación de Policía de El Tarra, hace un par de meses.
Con rigor y sigilo adelantaron la operación con ayuda de un robot, en medio de constantes hostigamientos de los grupos armados ilegales que hacen presencia en esta zona del Catatumbo, por lo que la Policía les hizo el reconocimiento.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en: http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion