Hace cuatro años la cucuteña Zulma Rojas decidió cumplir el sueño de tener una fundación para ayudar a niños en situación de vulnerabilidad en Cúcuta. Una decisión que tomó sola, sin tener recursos, pero en el camino ha encontrado más personas que se suman a este querer. 

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Pese que no ha obtenido ayuda por parte de las entidades municipales ni departamentales, al no tener un respaldo ‘político’, ella prefiere seguir recibiendo aportes de gente que conocen su historia y el amor que le tiene a este proyecto llamado ‘Pequeños gigantes’.

Zulma no desiste y este año volvió a abrir las puertas para la atención de los menores, luego de estar cerrado por dos años, por la llegada de la pandemia del coronavirus. 

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Rentó una casa en el barrio Toledo Plata y ya tiene 25 niños (entre 1 a 5 años), que reciben atención sicosocial, educación, cuidados, amor y alimentación. Además, disfrutan de una donación de unos elementos que le dio una señora.

"A los papás solo se les pido una colaboración de $3.000”, dijo Rojas, quien tiene una idea de que algún cucuteño apadrine a un niño, para que la fundación siga adelante son su misión: beneficiar a menores en estado de vulnerabilidad.

La conmovió ver el estado de los niños

"En diciembre reparto mercado y en una de esas, vi cómo muchos niños estaban en la calle, aguantando hambre, fue algo que me impactó y decidí hacer algo por los menores en esta situación. No pensé que crear una fundación fuera tan difícil, pensaba que alguna entidad ayudaba, pero no. Había días que no sabía cómo pagar el arriendo, a las empleadas, a las profesoras, pero gracias Dios la gente poco o mucho me fue ayudando”, agregó la cucuteña, quien asegura que no pide dinero, sino invita a la gente a que vaya a la fundación, conozcan a los niños y que se enamoren como ella de este proyecto. 

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“Salir adelante no ha sido fácil, sostenernos, pero este año le voy apostar, pues algo que me hecho seguir han sido las profesoras, ellas alcanzan a ganar cerca de 350 mil pesos mensualmente, y ellas lo hacen de corazón, les digo que, si en algún momento alguien se interesa en nosotros, les daría el mínimo, pues lo que ellas están haciendo hoy, Dios se lo tendrá que multiplicar”, agregó la joven, madre de una niña y un niño.

Es diseñadora de moda

“La idea es mantener la fundación, no cerrarla”, agregó Zulma, quien antes de empezar con la fundación, administraba una óptica y decidió apostarle a su sueño y hacerle caso a su corazón, una decisión que no se arrepiente, pues además de su profesión como contadora pública, tuvo la oportunidad de estudiar diseño de moda, lo cual tiene una marca de ropa donde ha empleado a madres cabeza de hogar, actualmente tiene siete mujeres trabajando con ella.

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