La Unidad Técnica Ambiental (UTA) juntamente con la Universidad Francisco de Paula Santander, seccional Ocaña, adelantan un censo para determinar las condiciones fitosanitarias de los individuos forestales existentes en la jurisdicción.
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Los ingenieros forestales serán los encargados de establecer las condiciones de la sanidad vegetal de los longevos árboles existentes en la región y determinar la reposición con especies nativas, según indicó el director de la UTA, Harwin Blanco León.
El funcionario asegura que dentro del programa de silvicultura urbana se tiene en cuenta el componente ambiental dentro de los ejes temáticos del Plan de Ordenamiento Territorial.
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El insumo servirá para la adopción de políticas de conservación, protección y cuidado del medio ambiente para mitigar riesgos en la infraestructura y las vidas de los seres humanos.
La identidad vegetal
El inventario de los individuos forestales servirá para establecer el material florístico, taxonomía, edad, promedio de altura, problemas fitosanitarios para la intervención. El plan piloto comprende la instalación de un código QR donde propios y visitantes podrán conocer la especie, características y estado a través de un aplicativo.
“Con la universidad desarrollamos una línea estratégica, incluyente, competitiva e innovadora para obtener los datos de ese material vegetal que sirve de atractivo para turistas”, recalcó Blanco.
Serán revisados los árboles de araucaria, ciprés, ceibas, barbatuscos, oitíes, carboneros, samanes, cedros, orejeros, pinos entre otros en el perímetro urbano de Ocaña.
“Es fundamental determinar la longevidad para iniciar campañas de podas o erradicación con la respectiva compensación ambiental con la siembra de 10 especies”, mencionó el director de la UTA.
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La autoridad ambiental Corponor ha autorizado 67 podas de las ramas de los árboles y 16 erradicaciones para brindar seguridad a los transeúntes de los parques, laderas y barrios.
Los árboles mueren de pie
El ingeniero forestal Álvaro Lobo Amaya brinda la asesoría para conocer el estado fitosanitario y la caracterización de las distintas especies existentes en la ciudad.
“Muy buena esa iniciativa para conocer la sanidad vegetal de las zonas verdes como parques y avenidas para mitigar los riesgos y evitar consecuencias mayores por la caída de las ramas”, precisó.
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Detalló que no es una muestra estadística, sino un censo para determinar el estado, ya que los árboles mueren de pie y se debe trabajar por la reposición para la futura propagación de las especies.
“A mi papá lo mató la rama de un árbol”
El comerciante Gustavo Ibáñez avala la idea de efectuar un censo para determinar las condiciones fitosanitarias de los árboles existentes en la ciudad.
“Se evitan muchos riesgos para la comunidad ya que el desprendimiento de los gajos podridos o secos pueden causar una tragedia”, dijo.
En efecto, vivió en carne propia el dolor de perder a su padre ante el desplome de una pesada rama en el parque principal 29 de Mayo de Ocaña.
Pedro Antonio Ibáñez, de 91 años era pensionado del extinto Distrito de Carreteras Número 2 y todos los días caminaba una larga distancia desde Santa Clara hasta el centro de la ciudad. “Era enérgico y estaba lleno de vida y el 23 de septiembre del año 1991 ocurrió esa tragedia y a pesar de ser trasladado hacia Bucaramanga, murió por el trauma craneoencefálico”, recuerda su hijo.
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El caso llegó a los estrados judiciales y el municipio pagó una alta indemnización a la familia ya que la responsabilidad de esos cuidados corresponde al ente territorial.
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