Sin un dedo de la mano derecha, esposado y con al menos nueve impactos de bala, fue asesinado un hombre, que hasta el cierre de esta edición no había sido identificado, en el corregimiento Guaramito, zona rural de Cúcuta.
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La víctima, entre 25 y 30 años, al parecer, fue traída desde el territorio venezolano por presuntos miembros del Ejército de Liberación Nacional (Eln), que le dispararon hasta verlo morir en una trocha de este sector.
Según algunos habitantes de Guaramito, el hecho de sangre ocurrió en los límites con la vereda Llano Seco, a pocos metros de la frontera con Venezuela, por lo que este asesinato les recordó los históricos acontecimientos violentos a los que han tenido que adaptarse con el paso del tiempo.
“Nadie lo conoció (a la víctima). Las personas que pudieron se acercaron a mirarlo y nadie dio razón de que fuera de esta zona”, explicó uno de los pobladores de Guaramito.
Desde la noche del jueves, las autoridades fueron alertadas del suceso, pero por razones de seguridad, la Policía ni la Fiscalía arribaron a la escena del crimen, por lo que empleados de una funeraria se encargaron de trasladar el cadáver al Instituto de Medicina Legal en Cúcuta, a la espera de ser reconocido por sus familiares.
Las marcas
La víctima tiene varios tatuajes, entre estos, uno en el antebrazo derecho con el nombre “Teresa”; otro con una frase que dice “Familia, llevo conmigo el ejemplo de mi madre de amor y de mi padre y la compañía de mis hermanos”.
Además, en el antebrazo izquierdo también tiene tatuado el nombre de “Kelly”.
Por ahora las autoridades tienen pocas pistas sobre los móviles del hecho, lo que sí mantienen es la hipótesis de que en esta zona de frontera se libra disputas a sangre y fuego entre grupos armados ilegales que siguen dejando una escala mortal.
“Acá en Guaramito estaba todo tranquilo, pero con ese asesinato se vuelve a sentir el temor de que sigan ocurriendo estos hechos, por eso es mejor uno trabajar y de una vez volver a la casa”, insistió un habitante de esta zona rural de Cúcuta.
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