Tras la reapertura de frontera, el lunes 26 de septiembre, en El Escobal el ambiente está calmado, el paso de personas por el puente internacional Francisco de Paula Santander para llegar a la ciudad venezolana Pedro María Ureña es poco y los vendedores ambulantes no hacen bulla.
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Los cambistas de bolívares que ponían sus puestos en los andenes cercanos a ese paso internacional, antes del el 19 de agosto de 2015, día que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, cerró la frontera, son cosa del pasado, ahora hay pocos vendedores ambulantes y unos cuantos negocios en las casas.
El ambiente también cambió, el orden es parte de la rutina de quienes prefieren pasar por el puente internacional Francisco de Paula Santander.
Así es el paso
Rosa Cortés, quien volvió a pasar por el puente internacional el 27 de septiembre, está feliz por la reapertura. Ahora ella cruza tranquilamente hasta Cúcuta, sin necesidad de pagar en las trochas para llegar a suelo colombiano.
La gente hace una corta fila entre las vallas que instaló Migración Colombia para controlar el flujo de personas que van hacia Venezuela. Sin embargo, según ella, en ese proceso no se demoró más de 20 minutos.
“Hay poca gente, entonces uno pasa rápidamente hacía el puesto que tiene la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). La gente de ahí llega a Ureña y coge transporte hacía sus destinos”, indicó Cortés.
Añadió que en la fila para entrar a Colombia no hay vallas de seguridad. Los funcionarios de Migración Colombia le piden a los venezolanos: pasaporte, carné fronterizo, Permiso de Protección Temporal (PPT) o Permiso Especial de Permanencia (PEP).
Bajas ventas para los informales
Mauricio Pérez, quien vende pasteles en uno de los andenes cerca del puente internacional Francisco de Paula Santander, contó que las autoridades los ubicaron en esas zonas para que los puestos no interrumpieran el paso de vehículos.
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“Nosotros fuimos responsables también y decidimos acomodarnos a los lados de la vía, porque algunos taxis, luego de la reapertura, llegan a recoger pasajeros cerca del puente”, comentó Pérez.
Y agregó que en esa zona de frontera las ventas para algunos de sus colegas han sido bajas, porque a diario pocas personas cruzan por el puente internacional.
Algunos habitantes aledaños al paso elevado se las han ingeniado para lucrarse: hay lugares donde cobran por guardar bolsas con mercado y maletas, o tienen tiendas, ventas de minutos, entre otros negocios.
“Ese es el rebusque que uno tiene, con eso paga uno los recibos o ahorra unos cuantos pesos; con la reapertura no se ha visto mejoría en cuanto a las ventas, porque la gente que cruza por acá es poca”, indicó una mujer que tiene una tienda en este sector.
Los buses escolares
Es normal ver estudiantes pasar por el puente internacional, mostrándoles su documento de identidad a los funcionarios de Migración Colombia y luego subirse a los buses que los esperan para transportarlos hasta sus colegios.
Los vehículos recogen los estudiantes a las 5:30 de la mañana en El Escobal, los dejan afuera de los colegios, y a las 12:30 del mediodía, los vuelve a llevar a la frontera para que pasen hacía Ureña.
¿El paso de camiones por la frontera?
Se conoció que luego de la reapertura, hasta el jueves, han pasado cuatro camiones por el puente internacional Francisco de Paula Santander.
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Un funcionario de la Dirección de Impuestos y Aduana Nacional (Dian) explicó que el paso de vehículos de carga pesada por el puente internacional Francisco de Paula Santander está habilitado.
“El camión entró el lunes 26 de septiembre… Las mercancías deben ser registradas con la DIAN y las autoridades venezolanas, también los empresarios deben buscar una empresa de aduanas”, añadió.
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