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Martes, 24 de Enero de 2012
Desde las primeras horas de la mañana el ruido de los carros, los mototaxistas y los buses públicos anuncian el comienzo de un nuevo día para la comunidad del Escobal, o el viejo Escobal, como es conocido por muchos habitantes después de la legalización  del nuevo sector.
jairo.navarro@laopinion.com.co
El movimiento comercial en la autopista internacional, frente al Escobal, comienza desde tempranas horas del día. (Foto Mario Caicedo/La Opinión)Desde las primeras horas de la mañana el ruido de los carros, los mototaxistas y los buses públicos anuncian el comienzo de un nuevo día para la comunidad del Escobal, o el viejo Escobal, como es conocido por muchos habitantes después de la legalización  del nuevo sector.

Habitar un barrio que a la vez está ubicado en medio de una de las fronteras más activas de Sudamérica no resulta nada fácil para muchos de sus habitantes.

Por tratarse de un sector constantemente frecuentado, en la mayoría de los casos, por turistas venezolanos, se tiene la falsa percepción de ser de los barrios más tenidos en cuenta por las autoridades locales.

En el viejo Escobal son tantas las necesidades y tan notoria la falta de interés de las anteriores administraciones que sus habitantes se acostumbraron a ‘convivir’ con las problemáticas.

PARQUES QUE NO FUNCIONAN


En notas anteriores hemos hecho énfasis en las continuas denuncias que surgen de los barrios de las ciudadelas, reclamando más espacios de recreación y el mantenimiento de los mismos.

Muchos de estos barrios carecen de campos deportivos y zonas verdes propicias para la sana diversión.

Paralelo a esto, el viejo Escobal es uno de los escasos barrios que cuenta con tres parques, además de un amplio terreno para construir uno más.

El parque principal del barrio, situado frente a la estación de Policía y el olvidado puesto de salud, tiene una cubierta nueva que fue instalada mediante una solicitud que se le hizo a la Gobernación el año pasado.

Sin haber cumplido doce meses de servirle a la comunidad, el techo que cubre la cancha de microfútbol y baloncesto ya tiene varios agujeros que impiden el uso del escenario en temporada de lluvias.

El otro espacio público que se supone es para la recreación de niños y adultos, más bien parece un lote abandonado con dos arquerías enterradas en cada esquina.

Está ubicado a un par de cuadras del parque principal, en el sector conocido como ‘Portal del Escobal’, pero sus falencias son tan grandes como las de los demás escenarios.

En un rincón del lote están arrumadas unas losas que fueron donadas por un político amigo del barrio pero que han servido únicamente para adornar la maleza.

Las tabletas fueron obsequiadas con la finalidad de cubrir toda la cancha de microfútbol que por el momento se encuentra llena de piedras, tierra y escombros.

El otro parque, que nada tiene que envidiarle a los anteriores, se encuentra paralelo a la autopista internacional que conduce a Ureña (Venezuela).

El estado en que se encuentra es igualmente deplorable, el barro producto de la lluvia que cayó los últimos días cubre las ‘zonas verdes’, y su central ubicación permite que habitantes del sector o incuso ajenos al barrio, sitúen ventas ambulantes de comidas rápidas, produciendo de esta forma más basura y desechos que al finalizar la jornada van a parar al parque y a las cañerías de la calle.

UNA INSTITUCIÓN DEPOCOS RECURSOS


El barrio cuenta con dos instituciones educativas. Una de ellas es el Colegio Club de Leones que atiende en ambas jornadas a 550 niños y jóvenes, y que a su vez es una muestra palpable de las necesidades que tiene la comunidad.

La falta de recursos propios ha sido el mayor obstáculo que se han visto obligados a soportar docentes, estudiantes y padres de familia.

El patio central de la institución tiene unas bases en hierro, para sostener una cubierta, que fueron instaladas el año pasado con el dinero de la gratuidad del 2010.

El problema radica en que los recursos alcanzaron únicamente para comprar e ubicar las bases metálicas, lo que indica que actualmente la obra permanece inconclusa y las bases no están cumpliendo ninguna función.

Sin plata para comprar el techo y terminar los trabajos, los alumnos y padres de familia del viejo Escobal ven cada vez más lejana la posibilidad de contar con un campo deportivo techado y adecuado para el uso diario.

Sin recursos, difícilmente alcanza para cubrir los gastos de docentes y algunos administrativos. La falta de aseadores ha sido otra de las más graves problemáticas evidenciadas.

El insoportable olor que deriva de las baterías sanitarias tiene que ser soportado por los niños que, sin más remedio, deben seguir usándolo.

¿PUESTO DE SALUD PRIVADO?


Frente al parque central y junto a la estación de Policía se encuentra una estructura abandonada que, por lo que todavía se puede leer, fue la unidad básica de atención en salud del barrio, administrada por Imsalud.

“El puesto de salud dejó de funcionar y pasó a manos de un doctor que lo administraba y cobraba $25.000 por consulta”, afirmó Esperanza Escalante, presidenta de la junta de acción comunal.

Actualmente está cerrado y junto a la puerta un aviso anuncia que el puesto de salud es administrado por los clubes de leones de Villa del Rosario, Cúcuta y Zulima.

El anuncio causó curiosidad y expectativa entre los habitantes, puesto que consideran vital la permanencia de personal médico en el sector, más aún cuando el barrio es corredor activo de turistas y viajeros.
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