Domingo, 15 de Septiembre de 2013
El tema de las encuestas tiene tanto de ancho como de largo y agradan o desagradan de acuerdo con los resultados, si estos son favorables o contrarios a quienes miden. Las que se realizan con periodicidad marcan una tendencia porque miden el comportamiento de la opinión que se ausculta en forma dinámica y advierte sobre alzas y bajas, tal como las más recientes conocidas que revelan los datos sobre aceptación u opinión desfavorable de los más destacados personajes públicos e instituciones.
Al presidente no le va bien y continúa cayendo en picada, se desmorona su imagen y cae a los niveles más bajos desde cuando inició el gobierno, justo en el momento en que está decidiendo su lanzamiento a la reelección. Los paros, comenzando por el del Catatumbo, han dejado su secuela y eso se refleja en el juicio que hacen los ciudadanos sobre la gestión del mandatario. Este tipo de manifestaciones son advertidas por la gente las protestas son interpretadas como falta de atención de las necesidades de los grupos que se hacen sentir y castiga a con su voto negativo al mandatario.
No parece que las cifras sean producto del azar o debidas a manipulación de los datos. Las dos más importantes firman encuestadoras Gallup y Datexco dan cifras de favorabilidad para Juan Manuel Santos de 21% y 28%, en forma independiente. Esa forma objetiva de evaluación es para tener en cuenta, porque al mismo tiempo se desaprueba por la mayoría el proceso de conversaciones en curso con la guerrilla y el pesimismo con relación a la firma definitiva de la paz es la tónica que se observa en los números conocidos en los mismos sondeos de opinión.
Pero no solo al presidente le va mal en lo actuado, sino en lo que se espera de él, tal vez por eso mismo en este momento una cifra tan alta como el 77% no está de convencido de la reelección del actual mandatario. En cambio, las fuerzas armadas gozan de buena imagen y credibilidad, por el hecho que se ha reclamado mayor seguridad y las autoridades están respondiendo en forma positiva. La justicia y sus agentes no corren con la misma suerte y es baja la imagen favorable para esta institución, que probablemente cambie con la llegada del nuevo ministro del ramo el veterano jurista Alfonso Gómez Méndez.
Por ahora el presidente Santos movió la titular y reemplazó a algunos de sus ministros, jugada que se da con el ánimo de darle un aire nuevo a su equipo de trabajo y buscar nuevas acciones que le ayuden a salir del atolladero. Señales en ese sentido son la declaratoria de no aplicabilidad de la decisión de la Corte de la Haya en el conflicto de límites marinos con Nicaragua que parece acertada a juzgar por el respaldo unánime que recibió, pero siguen pendientes la resolución de conflictos con los agricultores, lecheros, transportadores y terminar la reforma a la salud, sector este que está expectante y atento a las nuevas reglas de juego que se propongan para el manejo de tan vital asunto.
Hasta que las cifras de aceptación de los compatriotas no cambien –si es que llegara a ocurrir- alguien que le diga al presidente que no hable de reelección, que no se lance a esa cruzada, porque podría quedar crucificado. Las cosas han cambiado mucho, lo mismo el pensamiento de los colombianos en los últimos tres años. Hoy el palo no está para hacer una cuchara reeleccionista
Al presidente no le va bien y continúa cayendo en picada, se desmorona su imagen y cae a los niveles más bajos desde cuando inició el gobierno, justo en el momento en que está decidiendo su lanzamiento a la reelección. Los paros, comenzando por el del Catatumbo, han dejado su secuela y eso se refleja en el juicio que hacen los ciudadanos sobre la gestión del mandatario. Este tipo de manifestaciones son advertidas por la gente las protestas son interpretadas como falta de atención de las necesidades de los grupos que se hacen sentir y castiga a con su voto negativo al mandatario.
No parece que las cifras sean producto del azar o debidas a manipulación de los datos. Las dos más importantes firman encuestadoras Gallup y Datexco dan cifras de favorabilidad para Juan Manuel Santos de 21% y 28%, en forma independiente. Esa forma objetiva de evaluación es para tener en cuenta, porque al mismo tiempo se desaprueba por la mayoría el proceso de conversaciones en curso con la guerrilla y el pesimismo con relación a la firma definitiva de la paz es la tónica que se observa en los números conocidos en los mismos sondeos de opinión.
Pero no solo al presidente le va mal en lo actuado, sino en lo que se espera de él, tal vez por eso mismo en este momento una cifra tan alta como el 77% no está de convencido de la reelección del actual mandatario. En cambio, las fuerzas armadas gozan de buena imagen y credibilidad, por el hecho que se ha reclamado mayor seguridad y las autoridades están respondiendo en forma positiva. La justicia y sus agentes no corren con la misma suerte y es baja la imagen favorable para esta institución, que probablemente cambie con la llegada del nuevo ministro del ramo el veterano jurista Alfonso Gómez Méndez.
Por ahora el presidente Santos movió la titular y reemplazó a algunos de sus ministros, jugada que se da con el ánimo de darle un aire nuevo a su equipo de trabajo y buscar nuevas acciones que le ayuden a salir del atolladero. Señales en ese sentido son la declaratoria de no aplicabilidad de la decisión de la Corte de la Haya en el conflicto de límites marinos con Nicaragua que parece acertada a juzgar por el respaldo unánime que recibió, pero siguen pendientes la resolución de conflictos con los agricultores, lecheros, transportadores y terminar la reforma a la salud, sector este que está expectante y atento a las nuevas reglas de juego que se propongan para el manejo de tan vital asunto.
Hasta que las cifras de aceptación de los compatriotas no cambien –si es que llegara a ocurrir- alguien que le diga al presidente que no hable de reelección, que no se lance a esa cruzada, porque podría quedar crucificado. Las cosas han cambiado mucho, lo mismo el pensamiento de los colombianos en los últimos tres años. Hoy el palo no está para hacer una cuchara reeleccionista