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De las reformas
olgergarcia@hotmail.com
Lunes, 18 de Junio de 2012

olgergarcia@hotmail.com


Entre tantas noticias del fin de semana pasado, y concretamente respecto al resultado de la actividad legislativa, seguramente pasó desapercibido la del diario La Opinión en el sentido que en la historia política del país se registrará que a un presidente de la República, con casi medio periodo presidencial, le hayan aprobado, como en una feria, “más de cinco reformas constitucionales” (06-17-12). Además, siempre se ha dicho que las normas constitucionales deben ser concretas y no kilométricas, no deben asumir el desarrollo legal, eso le corresponde a la ley. Mi profesor de derecho constitucional general, el tristemente célebre Alfonso Jacquin Gutiérrez –autor de la toma del Palacio de Justicia de Bogotá-, nos decía que la Constitución era “la alegría de leer de los abogados”, por su temática, concisión y redacción; y es impresionante el mamotreto que se ha ido formando con estas reformas de artículos interminables, como la del artículo primero del recién aprobado acto legislativo que contiene el marco jurídico para la paz, que agrega un extenso artículo 66 de carácter de transitorio, y se puede consultar en la citada edición del domingo de este diario. Con todo esto los estudiantes de derecho cada vez le cogerán más fobia a consultar y estudiar nuestra “alegría de leer”. Ahora bien, ¿después de 21 años de expedida la llamada Carta de 1991 no están agotadas todas esas normas transitorias? Lo de ahora es la teoría del Ave Fénix.

Nos dice Jacobo Pérez Escobar que Biscaretti, siguiendo la Escuela Institucionalista Italiana, manifiesta que “el derecho constitucional es el conjunto de normas que traza las grandes líneas del ordenamiento estatal”, con lo cual está reconociendo que esta disciplina marca pautas y traza senderos sin inmiscuirse en su desarrollo legal, que es algo más cositero y debe serle ajeno.

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Por razones fácilmente comprensibles me he impuesto la obligación de divulgar sucesos culturales de la provincia de Ocaña, como en efecto hago hoy con la sesión solemne llevada a cabo por la Academia de Historia de Ocaña, el pasado 16 de junio, para resaltar la figura del médico, escritor y político Margario Quintero Jácome, una persona que se anticipó a su tiempo. En la historia política del Estado Soberano de Santander sobresale la figura del coronel Pedro Quintero Jácome -hermano de don Margario-, quien alcanzó a gobernar dicho Estado. Don Martin Quintero Copete, padre de don Margario y don Pedro, fue edecán de Simón Bolívar, y con el grado de Coronel acompañó al Libertador en el combate librado en Cúcuta contra don Ramón Correa. Todos ellos estuvieron sujetos a las pasiones políticas del momento. Por ejemplo, con ocasión de la muerte de don Margario la Asamblea, mediante Ordenanza 21 de 1920, hizo un aporte para un busto suyo que sería ubicado “en uno de los parques de Ocaña”, como efectivamente sucedió en el parque principal, y en 1970, con el pretexto de una remodelación del inmueble fue desmontado y llevado al cuarto de San Alejo de la Alcaldía, por ser liberal.
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