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Reencuentro después de medio siglo
Luego de la misión cumplida, se comprometieron en reencontrarse, no en Ocaña sino en Cartagena.
Martes, 22 de Noviembre de 2016

Las  lágrimas,  los  abrazos,  las  sonrisas y  hasta  las  miradas de  sorpresa,  primaron en  el  reencuentro de  las docentes que  hicieron  parte  de  la  promoción de  normalistas de 1966, de  aquella noble  institución pedagógica  del tradicional  barrio de  El  Llano Echávez,  en  un  sector   céntrico de  la  ciudad.

Como las  abejas  que  se  dispersan  del  panal  en  pos  del  polen  y  luego  regresan  al  punto  de partida,  así  ocurrió  con  más  de treinta pensionadas,  que después  de  cincuenta  años  de  graduadas  se  regaron  por  distintos ciudades,  e  incluso  de  otros  países,  cuando los  encantos  físicos adornaban sus  cuerpos y la  alegría  juvenil  se  podía  evidenciar en la  coquetería  y las  travesuras.

Ellas  retornaron   con  los  rezagos  de la  belleza  que  las  hizo  deslumbrar y la  dinámica que  las  caracterizó en  los  salones  y  los  corredores  de  la  antigua  Normal  de  Señoritas. La  experiencia  acumulada  en  cinco  décadas  y  los  grandes  aportes  que  le  hicieron  a  la  educación  del  país,  se  notaron en  sus  disertaciones,  con  propiedad, profundidad  y  la calma  que dejan  tantos  calendarios desojados.

Fueron  cuatros  días  de  felicidad,  cuando  el  paso  inexorable  del  tiempo a  algunas les  costó reconocer   a  las  compañeras de  los  años  mozos y  de  la  fundamentación como  maestras.

Vinieron  de diferentes  ciudades  colombianas  como   Bogotá, Medellín,  Barranquilla,  Cartagena, Bucaramanga,  Barrancabermeja y  Cúcuta,  entre  otras, y  además  una  de  ellas se  atrevió  a cruzar  miles  de  kilómetros  por  el  espacio  aéreo  desde Los  Estados  Unidos hasta llegar al  lugar  que  daría  rienda  suelta  a  las  nostalgias  y  las  remembranzas.

Aunque durante  los  cuatros  días  de programación no  hubo  espacio  para  el  aburrimiento,  porque  la  dicha  invadía  a  sus  espíritus, el  momento  que  más tocó  las  fibras   sensibles  de  sus  humanidades,  fue el  volver a  la  capilla donde   escuchaban  los  evangelios y    a  sentarse en  los  salones  donde escuchaban  las  orientaciones  de  sus  profesoras,  incluso  en  la  misma  cancha  de  baloncesto donde regaron  tantas  energía y  satisfacciones, y en la  que aprovechaban  los  recreos para  intercambiar  con  sus  amigas  sobre  los muchachos que  las “molestaban”  o  que  eran  novios.

En  contraste con los  momentos hermosos  que  volvieron  a  compartir, la  tristeza también las  asistió,  por la   ausencia  de varias  compañeras  que partieron  hacia  el infinito, y por la  fatalidad  que  siguió  a  una  de  ellas,  que  no  obstante venció  todos  los  obstáculos  para  cumplir  la  cita  con  sus ex compañeras  de  aula.

“Vengo  con  el  corazón apachurrado, pero aquí  con  ustedes  siento  un  gran  alivio”,  manifestó.

Paseos  con  asados,  sancochos, eventos  sociales y la compilación que  hicieron  de  las  fotografías  que  guardaban de   su  vida  colegial,  permitieron editar  un documental, con el  fondo  musical  de  algunas  de las  canciones   que  más  se  escuchaban  en  la  época  de  su  grado  como normalistas,  especialmente  el  porro de  Calixto  Ochoa,  Mata  e  caña.

La  formación  académica  y  axiológica  que acumularon  durante los  años  que  permanecieron en  la  Normal, la  demostraron en el  instante  que  cada  una  de las  egresadas  se  refirieron al  significado  del  reencuentro  después  de  50  años  de  su  graduación y a relatar las  anécdotas plenas  de  picaresca.  

Para todas  ellas  el  mejor  regalo lo  ofrecieron los  estudiantes  de la añorada  escuela  Anexa,  en  la  que  realizaron  sus  prácticas, cuando  de  manera  inesperada,  los  niños  y  niñas  las  recibieron  con  cánticos, dedicatorias  y aplausos.

Luego  de  la  misión  cumplida, se  comprometieron  en  reencontrarse,  no  en  Ocaña  sino  en  Cartagena,  cuando  la  vida  les  permita celebrar  los  sesenta  años  del  grado  de  maestras  superiores.

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