La ciudad de Estambul en Turquía es una especie de matrioska, donde a partir del distrito hoy llamado Sultanahmet, la antigua Constantinopla, a orillas del estrecho del Bósforo y del estuario del Cuerno de Oro, capital del milenario imperio bizantino, esta gran metrópolis se extiende en casi seis mil kilómetros cuadrados entre Europa y Asia, conteniendo 17 millones de habitantes, cerca de la cuarta parte de la población de la república de Turquía.
Es una ciudad moderna en un entorno altamente histórico, capital imperial desde el siglo III de la era cristiana y hasta 1918. Al norte de Sultanahmet y cruzando el Cuerno del Oro está el distrito de Beyoglú, la antigua Pera, el lugar de Estambul donde llegaron los exiliados rusos de la revolución bolchevique y que ya era famoso por exiliados de toda Europa huyendo de intolerancia religiosa y/o política. Los musulmanes eran tolerantes a los cristianos, al menos hasta el "holocausto armenio" y la persecución a otros cristianos a principios del siglo XX, momento del que no les gusta hablar a los turcos y que explican como un conflicto interno que Occidente "utiliza" para hablar mal de Turquía.
Otros 18 distritos más conforman el área metropolitana transcontinental del gran Estambul, que además maneja cerca de 15 millones anuales de población flotante de turistas, pues no en vano es uno de los destinos preferidos de europeos y asiáticos.
Y esta gran urbe tiene un manejo del tráfico de personas y bienes bien interesante. Tiene una red vial de autopistas urbanas que le permiten manejar un tráfico vehicular intenso de más de 4 millones de vehículos (Bogotá tiene un millón y medio contando motos), con muy pocas motocicletas. No tienen pico y placa ni ninguna otra de esas “ideotas” criollas, que justifican no hacer.
El sistema integrado de transporte público de Estambul es de base férrea e integra tranvía, metro, trenes de cercanías y de larga distancia, además de carga e incluye el tren bajo el Bósforo, todo ello integrado al sistema de transporte marino en el Cuerno de Oro y el Estrecho de Bósforo, que recibe además grandes cruceros y a los dos terminales aéreos internacionales, uno de ellos, el más moderno, en el lado europeo y el más antiguo en el lado asiático.
El tranvía en superficie se mueve sin tanta "infraestructura" de estaciones por las calles sin mayor inconveniente. Ese prurito de la seguridad extrema es otra justificación de no hacer. Los países que se basan en el desarrollo y no en la defensa del subdesarrollo, crean amplias infraestructuras sin tanto aspaviento y sin ideologización. Estambul busca un futuro a través del desarrollo a pesar de las grandes diferencias culturales, económicas y políticas con la península de Anatolia, las otras tres cuartas partes de Turquía y donde se aloja el 100% de los "conservadores" islámicos que mantienen en el poder a políticos antioccidentales como el actual presidente Recep Tayyip Erdogan. En mayo se define su futuro.
Interesante ver como se manejan las grandes metrópolis y comparar con las discusiones parroquiales e ideologizadas de nuestro país. El desarrollo económico no es un invento “neoliberal”, es la única manera en que las sociedades humanas han logrado los niveles actuales de bienestar. Así lo entiende la China comunista, la Turquía islámica y todos los países que están en serio buscando su papel en la geopolítica mundial. La planificación urbana es a nivel metropolitano; eso no se discute, pues hacerlo sería una discusión absurda. La base férrea de los sistemas de transporte, tampoco. La quiebra masiva de los sistemas Bus Rapid Transit (buses de carril dedicado) en el país es una prueba del manejo elemental de los sistemas de transporte con obsesión con los buses y de su relación con los usos del suelo.
Mientras el mundo avanza, Colombia permanece estancado en el “retroprogresismo”. Es patético ver nuestros candidatos a las alcaldías de ciudades metropolitanas sin ninguna propuesta estructurada de planificación.
