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Maltrato animal
Los ciudadanos logramos aprender que no debemos conducir ebrios gracias a los castigos ejemplares y el control permanente de las autoridades.
Sábado, 6 de Agosto de 2016

La situación de los animales en Colombia es grave. Hay maltrato, abandono, complicidad, negligencia, y sobre todo, falta de autoridad. Tanto en el caso de los animales domésticos como de los animales salvajes y que están en vía de extinción, las aberraciones que se cometen, explotación reproductiva, sobre exposición a ambientes nocivos y mutilaciones, además de tráfico en el caso de los animales no domésticos.

Algunos pensamos, ingenuamente, que la triste situación de los animales cambiaría, que tendríamos herramientas para que los perros, gatos, loros, etc., etc., etc., pudieran vivir con dignidad y sin sufrimiento. Pensé, por un momento, que la promulgación de la Ley 1774 de 2016 iba a convertirse en un instrumento de defensa de los animales, y de protección para las personas que se atreven a denunciar y hacer públicos los casos más tristes que se ven a diario en Colombia. Pero no, otra vez nos quedamos en la parte leguleya del asunto, cuestión que, como en otros casos, no es suficiente para arreglar el problema.

Los ciudadanos logramos aprender que no debemos conducir ebrios gracias a los castigos ejemplares y el control permanente de las autoridades. Hoy sabemos que manejar con tragos nos puede costar el pase, millonarias multas, cárcel, y lo peor, la vida de una persona. ¿Cómo hacemos para que en Colombia el mensaje de no maltratar a los animales se interiorice en las mentes de los ciudadanos?, ¿cómo hacer que los verdugos de los animales paren sus conductas nocivas?, aplicando la ley, y aplicándola con autoridad y sanciones verdaderas.

Tenemos que parar de crear leyes que sólo sirven para estar en el papel y mostrar la ‘voluntad política’ a nivel internacional de proteger a los más indefensos. Hay que aprender que el vacío administrativo y policivo no lo llena un elemento jurídico. La herramienta legislativa no es poderosa o efectiva por sí sola, necesita ruedas para andar (rama ejecutiva y judicial).

Es por esto que me gustaría hacer un llamado al Ministerio de Ambiente, las Corporaciones Autónomas Regionales, las Unidades Ambientales y la Policía Nacional a invertir recursos (humanos y económicos) en las campañas pro bienestar animal, para que lleven el mensaje a cada municipio, corregimiento y vereda de que a los animales, domésticos o no, no se les maltrata, no se les tortura y mucho menos se les asesina.

Si bien es cierto que cada día se presenta al menos una denuncia por maltrato animal en el país, y que la Policía está empleando hombres para rescatar animales que caen a arroyos o que se encuentran en pésimas condiciones de salud, falta mucho más. Falta judicialización, faltan condenas, faltan penas de resocialización y trabajo para los animales, falta control a los tenedores de animales que se emplean para fines comerciales como caballos (en los famosos paseos del Centro Histórico de Cartagena), falta control a los establecimientos donde se crían y venden animales, falta apoyo a las fundaciones que promueven la salud y bienestar de los animales y falta amor por los animales.

Es importante que las alcaldías y gobernaciones presionen públicamente para capturar y responsabilizar jurídicamente a los promotores del maltrato animal, como en el caso de Blair, el perrito yorkie asesinado a patadas en Bogotá por un médico, el caso de los perritos de Acacio, el señor de Bogotá que tortura a los animales de las maneras más desagradables (inclusive sexuales) y de los casos de las peleas de perros, la explotación comercial y reproductiva de las hembras para cachorros a la venta o el abandono indiscriminado que sufren los más de 10.000 perros callejeros que hay en Cúcuta.

 

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