El tema de movilidad es quizá uno de los más sensibles en la ciudad, éste requiere de una gran campaña de cultura ciudadana, y el establecimiento de una reglamentación clara para peatones y vehículos que garantice un adecuado flujo, en especial, en la zona céntrica. 

La base de toda sociedad moderna está enmarcada en un claro respeto de los preceptos que regulan las relaciones del conglomerado social y de las autoridades dispuestas para hacerlos cumplir. Sin embargo, no es gratuito el hecho de que en Cúcuta las personas no estén queriendo respetar a las autoridades, pues cuando se exceden en su posición dominante, el pueblo empieza a reaccionar.

No comparto las vías de hecho, pero no puedo negar que es inevitable alterarse ante el abuso descarado de la autoridad, y entendiendo que no se debe contender con quien ejerce el poder, así lo haga mal, creo que la denuncia pública es la mejor forma de enfrentarlo. Ejemplo sencillo de lo que hablamos, puede ser la violación aberrante a los procesos policivos de ciertas autoridades de tránsito.

Una de las más frecuentes y descaradas violaciones a las que hago referencia, se cometen de manera reiterada las autoridades de transito del municipio de Villa del Rosario, que en carreteras de orden nacional como la autopista internacional o el anillo vial, incluso en el margen que le corresponde a la jurisdicción de Cúcuta, hacen retenes. Los retenes allí dispuestos de manera subrepticia, no tienen la intención de regular el tráfico o propender por el bienestar de la ciudadanía, sino la caza desaforada de posibles infractores que dejaron vencer su SOAT o carecen de algún documento.

Si en Villa del Rosario llueve, en Cúcuta no escampa. Desafortunadamente la policía se ha dedicado a sorprender motociclistas sin documentación, según afirman algunos por la alta rentabilidad del negocio de las grúas, que con un solo viaje llevan varias y cobran a cada una por separado como si se tratara de un expreso. Estoy de acuerdo con los retenes de control, son necesarios, pero no comparto la persecución descarada a los motociclistas de la ciudad. Los retenes de control de la policía de tránsito, no están cumpliendo con la función de prevenir los altos riesgos de la movilidad o mejorar las condiciones de seguridad de la ciudad, desdibujando su función y generando un gran interrogante sobre para qué realmente se hacen los retenes.

En una ciudad como la nuestra, deberíamos tener una policía de tránsito más proactiva, procurando mejorar la movilidad de la ciudad, instruyendo de manera aleccionante a quienes infringen las normas de tránsito, en especial a aquellos que creen que parquear en la vía es un derecho, y no volviéndose parte del problema. 

No se trata de llamar la atención  a los policías de transito, se trata de construir una propuesta de movilidad que mejore sustancialmente el tráfico de la ciudad, recordando que el exceso de autoridad, no contribuye con la movilidad.