Amables Lectores: No se trata del famoso tango donde “solo los dos” a media luz, aquí todo el país está en esa lamentable situación.
En Colombia existe una banca a la sombra que permite esquilmar a inversionistas que buscan tasas fuera de mercado, olvidándose que de “eso tan bueno, no dan tanto”. Hoy se presenta la quiebra de Estraval S.A. por incumplir el pago de “pagarés – libranzas”, sin que la Superintendencia Financiera hubiese prevenido a los usuarios de los riesgos de este negocio financiero extrabancario. La banca a la sombra o Shadow Banking representa 85 billones de pesos. Los autores de esta estafa esquivaron la vigilancia de la Superfinanciera, argumentando que ellos no captan dinero sino que utilizan sus propios recursos para comprar pagarés – libranzas que luego revenden a incautos inversionistas con un altísimo diferencial de precio. ¿Hasta cuándo más errores del Gobierno sin que pase nada y mantenga a inversionistas de ciertos negocios a media luz?
Se decía que si la economía iba bien, el país iría por la senda del progreso. Hoy, sin temor a equivocarnos, afirmamos que el país va regular y que la economía también. Existe, como lo muestran las encuestas, un inconformismo general. El alto desempleo es una de las causas; ejemplo, en la ciudad de Cúcuta es del orden del 18%. Entre otras causas del descontento están: Una nueva reforma tributaria que entrará a operar en 8 meses, la altísima corrupción que se filtra por todas las grietas del Estado con unas autoridades de control inoperantes, donde al corrupto no se le aplica sanción alguna y se vuelve a repetir que “hecha la ley hecha la trampa”. La justicia sigue en crisis. No se elige fiscal y se utiliza la vagabundería politiquera del voto en blanco para no obtener el número de votos necesarios para la elección.
Inconformismo de campesinos, con bloqueo de carreteras, quema de buses y camiones, todo esto como entrenamiento para el posconflicto dirigido desde afuera por la Farc. Aumenta día a día la crisis en salud pública, crece la ausencia del Estado donde se impone la pobreza y se hace necesario la presencia estatal pues los niños se mueren por desnutrición. El déficit fiscal crece aceleradamente y el Estado una vez más utiliza la desacreditada fórmula de aumentar el endeudamiento externo, medida peligrosa por la devaluación del peso que la hace doblemente onerosa. Las exportaciones no rinden y continuamos con balanza comercial negativa. El Gobierno sigue siendo un gran gastón con subsidios y burocracia populistas que solo buscan engrasar las maquinarias electoreras sin considerar las graves consecuencias de este funesto manejo.
Si miramos hacia los gremios nos encontraremos con una agricultura llena de dificultades, altos costos en insumos, variabilidad climática, escasa y costosa mano de obra que no la hace competitiva en un mercando mundial abierto. La ganadería no camina, conflictos entre funcionarios del Gobierno y dirigentes del sector, no permiten su despegue. No existen consensos, empresas determinantes en el negocio, como los mataderos, están en quiebra. Los cafeteros han logrado con su audacia en comercialización defender el ingreso, no obstante las graves afectaciones de la cosecha por el verano. La industria, en meses anteriores en franca decadencia, hoy se defiende, invierte, y compite pero con gran miedo a una reforma tributaria que la puede golpear. La media luz de la Nación no es para llamar al pesimismo sino para recordarnos que existen muchos pendientes sociales y el más importante de todos es crear empleos dignos y estables. Que el ciudadano no se pregunte “cuanto me gano ni hasta cuando me lo gano”.