Las previsiones para el próximo año en materia económica no son las más alentadoras, teniendo en cuenta las dificultades fiscales por las que atraviesa el país y el camino escabroso que ha tenido la Ley de Financiamiento con la que se pretende conseguir los recursos para equilibrar las finanzas.
Sin embargo, con buenas prácticas en el sector público y la implementación de acciones que permitan mejorar la inversión y el crecimiento económico, el horizonte puede estar más despejado.
El primer paso ya fue dado por el Gobierno Nacional al anunciar un plan de reducción de gastos en el Ejecutivo, con medidas de austeridad en los recursos destinados a la publicidad, viajes, comisiones de servicio, capacitaciones e incluso reduciendo la planta de personal, empezando por el esquema de seguridad de la Presidencia de la República.
Antes que exigir hay que dar ejemplo y eso lo entendió el presidente Iván Duque, que no dilató las decisiones de economía en el gasto público que aunque servirán, no son suficientes por el tamaño de la burocracia estatal, por eso es necesario que otras dependencias, de otras ramas del sector público, hagan ajustes para evitar medidas más drásticas en los años venideros.
La mejor manera para ‘hacer rendir’ el presupuesto es contrarrestando la corrupción, pues de allí se podrían conseguir no solo los dineros que hacen falta para superar el déficit fiscal, también capitales para inversión en infraestructura y superar la brecha social. Evitando que se pierdan billones de pesos en corrupción y combatiendo la evasión, el país lograría el balance económico que se requiere. No es una tarea fácil, en gran parte porque históricamente las actuaciones estatales llegan cuando ya es imposible recuperar los recursos desviados, pero hay que confiar en la voluntad del actual gobierno para atacar las malas prácticas administrativas, como está ocurriendo con la disposición de realizar una gestión con cero mermelada, al punto de provocar molestias en los partidos políticos por ser riguroso con quienes solicitan representación en el Ejecutivo.
La apuesta es fortalecer la inversión extranjera, permitiendo inyección de capitales y generación de empleo; lograr un mayor crecimiento económico mejorando la productividad y competitividad, y procurar robustecer la inversión social.
A pesar del pesimismo en algunos sectores, 2019 puede ser un año de quiebre para marcar una curva ascendente en el desarrollo económico, todo depende de las decisiones que se adopten en materia fiscal, que deben ser las más convenientes, y de fortalecer la competitividad, como una manera de generar tasas de crecimiento mucho más sostenibles. Ese será el reto del Ejecutivo que tendrá a prueba la capacidad de liderazgo del Presidente de la República. Si le va bien al Gobierno, le irá bien al país.
@WilsonRuizO