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¿Alcaldada?
"¿Qué nos va a llegar primero, la Cúcuta del 2050 o el metro de Bogotá?"
Domingo, 6 de Noviembre de 2022

En el lenguaje política se denomina alcaldada a aquellas decisiones arbitrarias de un alcalde en la administración de su municipio, en las que toma decisiones arbitrarias y en las que las lo que diga la ley apenas es poesía. En Colombia han existido ejemplos de alcaldadas famosas que han pasado a la historia por tratarse de actos del folclor popular, como la de un alcalde que tenía un enfrentamiento con el personero y decidió cerrarle y sellarle su oficina, o aquel otro mandatario que sacó del municipio a 28 maestros que comprobó que no habían votado por su elección. Cuando fui magistrado me correspondió un proceso de la exalcaldesa Margarita Silva, quien un día exaltó a uno de sus empleados como el mejor, lo condecoró la alcaldía en un acto público en uno de los hoteles de la ciudad, y al otro día lo declaró insubsistente, o lo que es lo mismo, lo “echó” por mal empleado.

En esta oportunidad no escribiré esta columna sobre las actuales alcaldadas en la ciudad, para qué, no tiene sentido, hoy con los huecos de la malla vial de la Cúcuta 2050 y con la construcción de la primera estación del prometido tren del Catatumbo, son suficientes. Esas alcaldadas son algo así como de primera línea, de alto nivel, justificables, en donde todos tenemos derecho a equivocarnos, porque además por aquí podemos decir, ¿si Petro prometió hacer un tren eléctrico de Barranquilla a Buenaventura, porqué aquí el área metropolitana no podría abrir una licitación para hacer la primera estación del tren del Catatumbo, así Cúcuta no sea de esa región? Todo es posible, y más en momentos en que llegan los aguinaldos y los regalos de Navidad, que estarán carísimos con ese dólar que anda por las nubes.

Pasando ahora a Bogotá, no se cual es la expresión para hablar de la alcaldada de un presidente, pero lo del metro de Bogotá es una historia entre lo cómico, absurdo y surrealista. Hace 62 años en Bogotá aparecía en una nota del Tiempo de aquellas de “Hace 50 años”, que el alcalde de la época de Bogotá, creo que era Fernando Mazuera, le presentó al presidente Guillermo León Valencia los planos de lo que sería el metro de Bogotá, y lo mejor que sucedió, en esa Colombia eficiente de los años 60, el Gobierno nacional aprobó el proyecto y hasta se alcanzaron a comprometer algunos recursos. El único problema es que en esos años no existían los chinos, y la firma colombiana de la época no hizo nada.

Ahora en este año, 60 años después, ya por lo menos la firma china compró terrenos, tumbaron casas, y como para que creamos que el metro va en serio, trajeron un vagón que por lo menos durará 6 años guardado hasta que empiece a funcionar el metro por allá en el 28; pero faltaba la alcaldada, Petro ya como presidente y quien después de la aprobación de la tributaria cree que todo es posible, solicitó a la firma china que revise los diseños para que la primera línea sea subterránea. Analistas financieros calculan que ese cambio puede valer 5 billones. ¿Otra parálisis del metro de Bogotá?  Estamos en Colombia. ¿Ya hasta resultaría válido el interrogante, qué nos va a llegar primero, la Cúcuta del 2050 o el metro de Bogotá? Ya ni me atrevo a dar una respuesta, diría que con nos llegue una Navidad y el dólar no esté más disparado, hasta sería un buen regalo.

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