¿De dónde provienen las emisiones?
Alrededor del 40% de sus emisiones son de origen natural, sobre todo en los humedales. El permafrost también contiene inmensos volúmenes de metano, que podrían liberarse en la atmósfera si este suelo congelado sigue derritiéndose debido al calentamiento global.
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Las actividades humanas causan el 60% restante.
La agricultura provoca, según los investigadores, la mayoría de las emisiones antrópicas de metano: el 30% procede de la ganadería (fermentación digestiva y estiércol) y el 8% del cultivo de arroz.
En las energías fósiles, la explotación de petróleo y gas representa el 22% de las emisiones antrópicas y la extracción de carbón, el 11%.
La gestión de residuos sólidos y líquidos representa el 18% de las emisiones y los incendios de biomasa y biocombustible el 8%. El resto de las emisiones se deben al transporte y la industria.
¿Es posible actuar?
Estados Unidos y la Unión Europea trabajan juntos en un borrador de acuerdo que promete reducir las emisiones de origen antrópico de metano en al menos un 30% para 2030 respecto a los niveles de 2020.
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"Reducir la contaminación por metano constituye la estrategia más rápida y eficaz que tenemos para reducir el ritmo del calentamiento global. Los beneficios serán casi inmediatos", reaccionó Fred Krupp, presidente de la oenegé Environmental Defense Fund (EDF).
En un informe publicado este año, el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) estimó que las emisiones de metano podrían reducirse en un 45%, o sea 180 millones de toneladas por año, de aquí a 2030.
Esto evitaría 0,3°C de calentamiento global para la década de 2040.