En el Palacio de Miraflores, epicentro del poder en Venezuela, se está gestando una fisura que toca a Nicolás Maduro y que despierta interés entre organismos de inteligencia porque sería la primera de la que se tiene noticia en el núcleo central del régimen.

Y todo se destapó tras la supuesta caída del desertor de la paz colombiano, Iván Márquez, quien habría sido asesinado el viernes pasado en un ataque perpetrado por bandas disidentes y narcotraficantes en territorio venezolano; aunque este martes surgió la versión de que está es herido y atendido en Caracas.

¿La razón? Mientras hay un sector que propende por mantener la protección a los ilegales colombianos, y que lidera Maduro, hay otro que ya comenzó a cuestionar los beneficios de esa asociación ilícita y que coordina Diosdado Cabello, el número dos del régimen.

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La génesis de la disputa

En Venezuela estaba escondido “Márquez”, incluso cerca de la frontera con Colombia, ante la imposibilidad de regresar a territorio nacional para mantenerse al frente de la “Segunda Marquetalia”, grupo ilegal que armó en 2019.

Lo que se sabe es que Márquez, en el primer trimestre de este 2022, intentó infructuosamente volarse hacia Cuba o Nicaragua, países en los que tenía contactos y donde logró establecer relaciones con personas cercanas a esos gobiernos por su paso por los diálogos con las Farc (2016).

Pero no logró salir de la zona de frontera. Por un lado, se enfrascó en una guerra con la disidencia que en su momento manejó “Gentil Duarte”, otro al que mataron en mayo en la región fronteriza y cuya muerte le endilgaron a “Iván Márquez”.

Esto lo hizo, según fuentes en terreno y de inteligencia, el sucesor de “Duarte” y a quien se conoce como “Iván Mordisco”. Incluso, hay una versión extraoficial que da cuenta de que a “Márquez” lo intentó matar este último en represalia por el asesinato de quien fue su jefe inmediato.

Además, en su momento, “Márquez” y “Duarte” tuvieron una cita a finales del 2021 para intentar tejer una alianza criminal por el control de la economía ilegal de la frontera colombo-venezolana, pero el primero se le quiso imponer al segundo, lo que derivó en un duro choque que habría tenido su epílogo con la muerte de ambos en medio de la guerra que se declararon.

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¿Primera grieta del régimen?

Es en este punto en el que salta la posible fisura. Por un lado, Maduro se sostiene firme en que el apoyo tácito a la actividad criminal de bandas colombianas en la frontera, como las disidencias y el ELN, le da margen de maniobra para incidir en los asuntos internos de Colombia.

La razón es que cualquier intento de acercamiento o de persecución necesita de su respaldo y de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) que, gracias a su permisividad, tiene a sus altos mandos como los nuevos ricos venezolanos. Esto le ha garantizado fidelidad al régimen y, en contraste, es uno de los motivos por los que Estados Unidos tiene en un indictment por narcotráfico a Maduro y, entre otros, a su ministro de Defensa, Vladimir Padrino López.

Todos tienen negocios ilegales, según Estados Unidos, y son responsables de traficar cocaína hacia Norteamérica y Europa.

Y ahí entra a jugar el número dos del régimen. Diosdado Cabello, a quien informes de inteligencia señalan como una de las personas que supuestamente le ha dicho a Maduro que es hora de quitarles el respaldo a las disidencias y bandas narcotraficantes colombianas que se parapetaron en territorio venezolano con el beneplácito de Miraflores.

Si bien Cabello también está empapelado en Estados Unidos y se ofrece una recompensa de 10 millones de dólares por su captura –por Maduro y Padrino hay ofertas similares–, él es de la tesis de que al quitarles el respaldo a los grupos colombianos se le baja a la presión que tienen desde Washington y les permitiría normalizar de forma más fácil la relación con el gobierno entrante de Gustavo Petro.

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Pero, además, extraoficialmente se baraja la tesis de que otra de las razones es que les permitiría tener a ellos un control más directo sobre las economías ilegales que se mueven en la frontera común.

Eso, además, les dejaría margen de maniobra para mantener relaciones con sectores ilegales como Hezbolá –también por esto los procesa Estados Unidos– y supuestas mafias rusas que estarían llegando a ese país y tienen un mercado ilícito más amplio.

Los sucesores

Por eso, existe expectativa sobre quién asumiría el mando de la “Segunda Marquetalia” y qué tipo de relación tendría con el régimen. Se habla de “Jhon 40”, un exguerrillero que venía apoyando la actividad criminal de “Márquez” y a quien algunas fuentes ubican en Venezuela. Y, por otro, de “Aldinever”, otro disidente sobre el que también pesa una circular roja de Interpol.

Cualquiera de ellos no solo deberá relacionarse con el régimen de Maduro para continuar en territorio venezolano, sino que deberá sortear la guerra que dejó abierta “Márquez” con “Mordisco” y mirar de qué manera se maneja con el ELN, el otro grupo que quiere su tajada de la ilegalidad fronteriza.

Y, al final, si Petro normaliza las relaciones con Caracas, esa fisura Maduro-Diosdado sería un frente diplomático para atender y evitar que se afecte ese proceso.

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Las versiones sobre caída de “Márquez”

Sobre la baja de “Iván Márquez” hay dos hipótesis. Por un lado, se dice que lo mataron en la zona de frontera con Colombia por la disputa que tenía con la disidencia de “Iván Mordisco”. Y, por otro, se habló de que un comando llegó a El Callao, en el Estado de Bolívar, lejos de Colombia, a matarlo. Ambas aún se verifican y este martes se dijo que está herido en Caracas.

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