Desayuno, almuerzo y cena
La arepa es el alimento por excelencia en Venezuela, un país de casi 30 millones de habitantes. En el desayuno, en la cena, para acompañar el almuerzo... una noche de parranda se cierra con una arepa con rellenos tan diversos como el queso blanco o la carne, pasando por frijoles o una mezcla de aguacate, pollo y mayonesa llamada "reina pepiada".
La demanda es alta: la industria produce unas 62.000 toneladas mensuales de harina precocida de maíz para el mercado doméstico. Del total, 30.000 se fabrican en dos plantas del gigante privado Alimentos Polar.
Después de que recoja su cosecha, Fantinel llevará el maíz a una de las plantas en Turmero, a unos 150 km de su finca.
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"Nuestro proceso está adecuado al maíz nacional", explica José Francisco Bolívar, gerente de la planta de Turmero. "Históricamente hemos dado prioridad a la producción nacional porque somos una empresa nacional".
Pero la realidad es que mientras se mantenga el déficit de maíz blanco, hay que importar. Y Polar ha pedido que se exonere el arancel del 15% a la compra de maíz en el extranjero "para evitar poner en riesgo la reposición de materia prima, afectar la cadena de suministro y perjudicar al consumidor final a través de mayores precios", alertó Manuel Larrazábal, director de Alimentos Polar, en un comunicado reciente.
El gobierno venezolano ha impulsado una política de exoneración de impuestos a la importación de miles de productos, sobre todo intermedios y terminados, y la liberación de sus precios para paliar la escasez que azota a este país que transita su octavo año en recesión.
Pero los productores nacionales no ven con buenos ojos una exención del arancel, que sirve como una especie de seguro para sus materias primas al contener la importación.