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Jueves, 10 de Mayo de 2012
Poner convicciones y dedicación en función de la educación no es un propósito común a pesar de la importancia de una empresa de esa naturaleza. Poner convicciones y dedicación en función de la educación no es un propósito común a pesar de la importancia de una empresa de esa naturaleza. Por eso es meritorio lo que ha hecho en ese campo el abogado nortesantandereano Tomás Wilches Bonilla. Él ha buscado recursos bajo su responsabilidad para promover la creación de establecimientos de enseñanza  
como el Instituto para la Programación y Análisis de Diseño de Computadores, el Instituto para el Trabajo y Desarrollo Humano y la Universidad Simón Bolívar, en Cúcuta.

Todo ello es una contribución de importancia al desarrollo de la educación en beneficio de sectores que encuentran en tales establecimientos espacios para cursar carreras que responden a sus anhelos de superación.

Por eso, la condecoración que hoy le entrega el Congreso de la República a Tomás Wilches es el reconocimiento a  una positiva obra suya construida con su esfuerzo y sus ideales.
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