
Desde las 5:00 de la mañana la fiesta inició con una eucaristía y una alborada en la cual participaron estudiantes y gente del común, pero que a la vez contrastaron con lo que los rosarienses más pobres le piden de regalo a las autoridades.
En un recorrido por las zonas más deprimidas de Villa del Rosario, La Opinión les preguntó a los habitantes de los barrios Diana Turbay, La Palmita, Nariño, Santander y Gramalote, cuál sería el obsequio más apropiado para la ocasión.
“Sin duda la pavimentación de las calles. El alcalde solo arregla las del centro, pero las de los barrios ni las mira”, expresó Jorge Andrés Quiceno, habitante de Diana Turbay (parte alta).
“Que ayude a mejorar la seguridad, porque a veces a uno le da miedo salir de día y de noche. Han habido robos y muertos por estos lados”, expresó Aurora Casadiegos, del barrio Nariño.
Otros, como Alirio Serrano, familiar de un paciente recluido en el Hospital Jorge Cristo Sahium, pidió mejor atención y cobertura de salud para los más pobres.
Pese a las peticiones, el alcalde del municipio, Carlos Julio Socha, les regaló a los habitantes un encuentro cultural en el Parque Los Libertadores, que contó con el apoyo de los jóvenes de las Escuelas de Formación, la Casa de la Cultura, que aportó conciertos de guitarra, danzas del grupo Manduco, condecoraciones, serenatas y las intervenciones de un grupo de rock.