La cifra de fallecidos por la COVID-19 en Norte de Santander ya superó ayer la barrera de los 3.600 y la tendencia, según los expertos médicos, se mantendrá al alza en los próximos días, fruto de la tercera ola de pandemia que golpea al departamento y al país.
A la alarmante cifra de cerca de 80.000 contagiados en el departamento se le estaría agregando un ingrediente más debido a la denuncia revelada esta semana por el presidente del Sindicato de Trabajadores Hospitalarios, Anthoc Norte de Santander, Arístides Hernández Duarte, sobre la escasez de medicamentos para atender la COVID-19.
En un video hecho público en su perfil de la red social Facebook, Hernández Duarte sostiene que más de 90 medicamentos estarían haciendo falta tanto en el Hospital Erasmo Meoz (HUEM), de Cúcuta, y en las instituciones que vigila el Instituto Departamental de Salud (IDS).
“El director de farmacia del HUEM dice que todo está bajo control y yo quisiera preguntarles cómo es que a las personas les están pidiendo Bromuro de Rocuronio, Fentanil y Midazolam ampollas. 120 ampollas le piden a este amigo para su familiar, ¿si hay, y no pasa nada en el hospital, por qué se les pide a los familiares estos medicamentos?”, afirma el titular de Anthoc Norte de Santander.
Además de este señalamiento, Hernández Duarte sostiene que “les están exigiendo a los familiares los medicamentos con el sofisma de que tienen que decir que son donaciones, esto me parece grave, de bajo nivel”, apuntó.
El líder sindical también cuestiona “¿cómo se justifican medicamentos que son de control y en dónde los consiguen?, porque los familiares los están obteniendo, tengo un amigo que ha gastado más de ocho millones en medicamentos, ¿será que los están mandando a sitios exclusivos que ellos conocen por debajo de la mesa?”.
En comunicación de La Opinión con un familiar de un paciente que falleció por COVID-19 en una de las UCI del HUEM, éste manifestó que medicamentos como el Rocuronio y el Midazolam no se consiguen en las farmacias de la ciudad, pero sí les toman los datos a quienes preguntan para luego ofrecerles los medicamentos fuera de las farmacias y con transacciones en efectivo.
“Nosotros necesitamos aproximadamente entre $800.000 y $900.000 por cada día que mi familiar estuvo en la UCI. Debo aclarar que no a todas las personas les envían los mismos medicamentos”, sostuvo la fuente que pidió no revelar su identidad.
Médicos reconocen la escasez de medicamentos
Antes de conocer esta denuncia, el presidente de la Asociación de Médicos Intensivistas de Norte de Santander, Arturo Arias, le había señalado a La Opinión el pasado martes sobre la escasez de medicamentos esenciales para tratar los alcances de la COVID-19.
“Hay que dotar a los hospitales de los medicamentos esenciales que están tan escasos, y no es solo los medicamentos, ¿dónde están los antivirales y una serie de medicamentos que ya se han publicado y aprobado?, porque el control del virus es con antivirales, creo que la comunidad los está necesitando”, apuntó al respecto.
En comunicación con Ligia Bejarano, jefe de prensa del Instituto Departamental de Salud (IDS), la funcionaria manifestó que el IDS no se va a pronunciar, por ahora, frente a las denuncias lanzadas por Hernández Duarte debido a que “son temas que están en verificación”.
Por su parte, la jefatura de prensa del Hospital Universitario Erasmo Meoz (HUEM), al cierre de esta edición no había emitido una respuesta, aunque se reveló que la denuncia ya es analizada por las directivas del principal centro médico de los nortesantandereanos.
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La HUEM responde
Por medio de una rueda de prensa, Tonino Botta, gerente del Hospital Universitario Erasmo Meoz manifestó que los medicamentos COVID-19 disponibles para el hospital tienen una capacidad de uso entre 4 a 5 días para pacientes y que continuamente genera nuevos contratos con las casas comerciales y laboratorios fabricantes disponibles dependiendo de la capacidad de producción según la demanda disponible.
Según expresó Botta, el comportamiento de la tercera ola cambió con relación a la segunda y el número de contagiados menore de 50 años aumentó hasta un 50 %, lo que a su vez aumentó el consumo de medicamentos, lo que facilitó al desabastecimiento.
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