Matrimonios religiosos o civiles, e incluso las uniones maritales de hecho tienen últimamente algo en común y es que suelen adoptar o tener mascotas, las cuales se vuelven centro de discusión cuando el amor se acaba y las parejas prefieren partir cobijas.

Y es que la legislación colombiana reconoce siete tipos de familia, entre la básica formada por papá, mamá e hijos, otras en donde hay abuelos y tíos, aquellas en donde solo está papá o mamá, o familias de parejas Lgbtiq+, entre otras. Pero en ellas no se contempla la presencia de mascotas. Ello porque la jurisdicción colombiana aún tiene vacíos en el tema.

Jimmy Jiménez, abogado de familia de Intégrity Legal, explica que la ley colombiana reconoce a los animales como bienes muebles; por lo tanto, en un proceso de divorcio sería posible la adjudicación de la mascota como si fuese un bien.

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Esto significa que en realidad la posibilidad de pedir la custodia para las mascotas solo se da si esta llegó durante la relación; en otras palabras, si usted tenía un gato antes de la relación y se apagó la llama del amor, puede irse tranquilo a pasar la pena con su peludito.

¿Cómo se gestiona esta conciliación?

Sin duda, el camino más fácil es hacer una conciliación de común acuerdo, la cual puede legalizar ante un defensor de familia, notarios y centros de conciliación para que definan los parámetros de quién responderá por el animal. En caso de que decida irse por las vías jurídicas, se debe instaurar una denuncia ante un juez de familia, el cual estudiará el caso y puede tomar tres caminos: una custodia única, una custodia compartida para conciliar o custodia preferente para hogares con hijos, para no generarles más traumas.

Tampoco pueden abusar de usted

El experto en pleitos legales destaca el caso reciente que se presentó en una comisaría de familia, en donde “la pareja que terminaba su vínculo definió regular los derechos a cuota de alimentos y visitas de su mascota”.

Sin embargo, la ley es clara en que la tenencia de mascotas no implica una obligación económica para la expareja; es decir, no se puede denunciar a una persona para que pague una manutención por la mascota, pero esto también implica la pérdida de derechos.

Les da depresión

La sola idea de separase de la pareja y, además, de la mascota que entre los dos consintieron, alimentaron y cuidaron es un tema que no solo golpea la moral de quienes se les dañó el amor sino de las mascotas. En ese sentido, Liliana Baquero, médica veterinaria, resalta que es normal que las mascotas atraviesen por episodios de depresión y tristeza, los cuales se manifiestan en una disminución de su alimentación, pérdida de pelaje y baja actividad física.

“Una forma de mejorar el estado de ánimo de las mascotas es con medicamentos naturales relajantes, además prendas de vestir que haya usado la persona que ya no está, para así ayudarle a sobrellevar la pérdida”, recomienda la experta.

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