Contemplar, de frente, las ruinas del Templo Histórico, en Villa del Rosario, es sumergirse en la historia, a ese año de 1821 cuando se reunió el Primer Congreso de la Gran Colombia, es decir, hace 200 años.
La mirada se centra, este año, en especial por el Bicentenario, porque fue ahí, donde se redactó y promulgó la Constitución, esa que le dio el soplo de vida a la Gran Colombia, compuesta por los países actuales de Panamá, Venezuela, Ecuador y Colombia.
Ingresar a los predios del Templo Histórico, convertido hoy en ruinas a raíz del terremoto de 1875, es muy fácil. Nadie restringe la entrada. Se puede acceder por una rejilla que permanece abierta, del lado izquierdo del complejo si se va desde Cúcuta en dirección a la casa natal del general Santander. Permanece custodiado por guardias acompañados de bravos perros con el fin de brindar seguridad a los visitantes sean estudiantes, curiosos o turistas provenientes de otros lares. Y se emprende una caminata sobre un piso empedrado con incrustaciones de baldosas rojas que forman una avenida bordeada de palmeras reales que se baten con la fuerte brisa.
La vista se tropieza, con unos vestigios de muros que no alcanzan los dos metros de altura, formando una especie de corralito de piedra. Adentro, de lado y lado, se observan cinco columnas gruesas a medio construir con bases de ladrillos rojos pequeños y se alzan, algunas un metro, con piedras rocosas. Las piedras del piso, de esta antesala al Templo Histórico, desaparecen para darle paso solamente a cerámicas, color teja, burdas, desteñidas por el paso del tiempo y por las millones de huellas de visitantes.
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Y esa cortina imaginaria del tiempo se abre para dejar al descubierto el Templo Histórico, ese que se construyó en 1886, comandado por el padre Manuel María Lizardo, según reza en los archivos, con el único fin de dejar una huella imborrable del cumplido sueño de Simón Bolívar. Allí, después del terremoto, se levantó la Cúpula que hoy es símbolo de la identidad nacional.
Ese Templo Histórico fue declarado Monumento Nacional "según Ley 35 de 1926 y según el artículo 5 de la Ley 28 de 1935, siendo considerado como el mayor monumento de valor histórico para Colombia, por encontrarse rodeado de acontecimientos que marcaron un hito en Villa del rosario y en Colombia entera".
En ese sitio se ofició una misa solemne en horas de la mañana y en donde se instaló el Congreso de Villa del Rosario, presidido por el Libertador Simón Bolívar y el general Francisco de Paula Santander y otros personajes en la independencia de Colombia y Venezuela en el momento de firmar la Constitución de Villa del rosario el 6 de mayo de 1821.
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A través de unas rejas se deja ver la estatua de Bolívar, aferrado a la espada, del escultor italiano Pietro Canónica. Al fondo hay incrustadas una placa, firmada por la Academia de Historia de Norte de Santander, en donde se reza que "En este Monumento Nacional sesionó el Congreso instalado el 6 de mayo de 1821 por el precursor Antonio Nariño y rememora la alianza de granadinos y venezolanos para dar base jurídica a la gran nación creada por el genio del Libertador. Aquí asumieron constitucionalmente, por primera vez Bolívar y Santander, la Presidencia y Vicepresidencia de la República por elección del Congreso; se sancionó la Constitución que consagró para el pueblo colombo-venezolano sus derechos civiles y garantías sociales; se definió la fisonomía democrática de nuestros países y se selló a perpetuidad su fraterno entendimiento bolivariano". Y en otra placa aparecen las respectivas firmas del acta inaugural del Primer Congreso Constituyente de Colombia.
El afamado palo de tamarindo, lugar de esparcimiento de los diputados durante el receso de las agotadoras sesiones, en las que se redactaba el Congreso de Villa del Rosario, dista a unos cien metros del Templo Histórico. Fue en ese sitio, que aún permanece en pie, donde se hacían las maniobras propias de la política y por eso se conoce como "testigo mudo de la libertad".
La única fotografía que existe del original Templo Histórico es de una pintura de Carmelo Fernández, del siglo XIX, quien acompañó a Agustín Codazzi en la expedición corográfica, según recuerda Susana Quintero, directora del Museo Casa Natal del General Santander.
El Tempo Histórico, hace parte del Parque Grancolombiano, donde también se ubica la casa Natal del general Santander, y al que se invita, 200 años después a recorrer su historia.
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