A los pocos días de este anuncio se produjo la captura por orden de la Fiscalía del exdiputado Sigifredo López, quien había sobrevivido a los siete años del secuestro de sus compañeros de la Asamblea del Valle por parte de las Farc. La Fiscalía acusó a López de haber participado en su propio secuestro y el de sus compañeros diputados, con base en declaraciones y acusaciones de testigos que resultaron ser falsos. Los colombianos, en efecto, se estremecieron con la captura y encarcelamiento de Sigifredo López, aunque pocos creyeron.
La Fiscalía presentó y divulgó sus “pruebas reina”, filtró videos que se difundieron por todas partes y hasta acudió al FBI para demostrar la responsabilidad de López. La semana pasada, sin embargo, López tuvo que ser dejado en libertad porque la Fiscalía que ordenó su captura admitió que había sido engañada por los falsos testigos. El fiscal Montealegre, un ducho abogado litigante, sorprendió otra vez a los colombianos al decir que en el ente acusador opera un cartel de testigos falsos, por lo que ordenó la respectiva “investigación exhaustiva”. No cabe duda que en este descomunal fiasco, el fiscal Montenegro tiene también su cuota de responsabilidad.