La situación más crítica la viven los campesinos de las veredas San José del Tarra, Las Juntas, Mesitas, La Esperanza y San Miguel donde los operarios no dan abasto ante la crudeza del invierno.
“La creciente de los ríos y quebradas ocasionaron derrumbes y la pérdida de la banca de las carreteras de las 68 veredas afectando a unos 14.000 labriegos que abarca el 98 por ciento del sector rural. Contamos con un banco de maquinaria integrado por una retroexcavadora, motoniveladora y tres volquetas, pero es insuficiente ante la magnitud del problema”, reiteró el mandatario.
Es imposible atender 360 kilómetros de vías terciarias con un presupuesto de 800 millones de pesos anuales, pues se deben pagar operarios, combustible y repuestos. “La plata invertida en el mantenimiento, se perdió en los primeros aguaceros, ya que se requiere obras de arte, muros de contención, bateas, placa huellas y un Box Coulvert en la vereda La Esperanza por un valor que supera los 700 millones de pesos, entonces es imperiosa la cofinanciación del orden nacional y departamental”, precisó el alcalde.
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Además, se necesita la construcción de un puente vehicular sobre el río Borra en el sector que une a las Adjuntas con San José del Tarra y los municipios afectados no cuentan con los recursos para mejorar las arterias viales.
En la vía secundaria que comunica a Hacarí con La Playa de Belén se ejecutan 150 millones de pesos aportados por la Gobernación del Norte de Santander para cada una de las poblaciones. La intervención se adelanta en sectores como El Espejo, Astilleros, Aspasica y la Vega de San Antonio, pero se quedan cortos por la fuerza de la naturaleza.
“Esperanzados con la declaratoria de la calamidad pública por parte del gobernador para acceder a los programas de mitigación del riesgo, necesitamos con urgencia un banco de maquinaria y el llamado al gobierno nacional es una mirada hacia la región del Catatumbo”, puntualizó.