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Ocaña
El crimen que enlutó el arte en Ocaña
Los artistas nunca mueren.
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Javier Sarabia Ascanio
Javier Sarabia
Lunes, 5 de Septiembre de 2022

Una voz que retumbaba en todos los escenarios artísticos se apagó hace casi 8 años ante el accionar de un menor de edad, que sin medir las consecuencias, presionó el gatillo de un arma de fuego y asesino a Yesid Manzano Carrascal,  maestro de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Francisco de Paula Santander, seccional Ocaña.


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Ese adolescente nunca imaginó que en ese instante cortó el delgado hilo de la vida de uno de los artistas más completos de la provincia de Ocaña. Este hijo de la partera Raquel Carrascal y del artesano Neftalí Manzano desde temprana edad comenzó a mostrar en el naciente barrio Juan XXIII los destellos de una fulgurante carrera que fue abruptamente interrumpida por el frustrado hurto de su motocicleta en el sector El Ramal. 

De acendrado pensamiento socrático fue un fiel intérprete de la mayéutica clásica donde enseñaba a los jóvenes artistas a pensar de una manera diferente. A paso lento, pero certero dejó una huella imborrable en los caminos de la pintura, escultura, declamación, artes dramáticas, canción protesta y composiciones escritas que nacían en lo más profundo del alma, manifiesta su esposa Beatriz Ibarra.

“Era un comprometido con el arte desde su ser mismo, justo y trasparente en sus acciones de vida, de gran presencia escénica en la intención gestual, cumplía el deber universal del quehacer y ser de un artista integral”, anota la compañera de mil batallas en las tablas, poetisa Bexy Amparo Mendoza Cuadros.

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El maestro, de 49 años de edad, gozaba de gran popularidad por la sencillez y estilo de vida centrado en la justicia social, soñaba con un mundo equitativo, lleno de oportunidades.
 

Yesid Manzano Carrascal, el gran artista asesinado por la insensatez del ser humano, aún permanece vivo en la mente de familiares y seres queridos.
El crimen

El 5 de noviembre de 2014 el reloj, ubicado en la torre de la catedral de Santa Ana, marcaba al compás de las campanadas las 6:00 de la tarde. Para el maestro era hora de cumplir con unos compromisos ineludibles en la granja de la universidad. 

Su hija Jarelin decidió acompañarlo, pero metros más adelante recibió la llamada de su madre, quien le pidió ir a efectuar otra diligencia.

Entonces, el artista siguió su camino solo rumbo al alma máter y cuando pasaba por el sitio denominado como Sol y Sombra sintió la extraña presencia de la muerte. El disparo ingresó por el omoplato, perforó la médula espinal con orificio de salida en el cuello. 

En el hospital de Ocaña los galenos de turno logran estabilizarlo y ordenaron la remisión hacia Bucaramanga. Durante dos semanas permaneció consciente y manifestaba a sus seres queridos el deseo de volver a la tierra natal para pintar unos paisajes hermosos vistos en los sueños. Pero el 22 de noviembre, a las 2:00 de la tarde, sobrevino un paro cardiorrespiratorio y marchó al más allá.

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Durante los 17 días, que estuvo convaleciente en Bucaramanga confesó una y otra vez que dos hombres lo siguieron hasta la zona rosa y el miedo lo llevó a acelerar la motocicleta. En vista de su reacción, el joven procedió a dispararle por la espalda y los agresores huyeron sin lograr el cometido.
 

Yesid Manzano Carrascal, el gran artista asesinado por la insensatez del ser humano, aún permanece vivo en la mente de familiares y seres queridos.
El legado 

El maestro Carrascal, murió el 22 de noviembre día de Santa Cecilia, patrona de los músicos. 

Allegados y amigos lo recuerdan como un gran lector sensible e inteligente. Dejó una de las obras más representativas como es la talla en madera de la réplica de la Virgen de la Torcoroma en una ceiba del parque principal en honor a los 300 años de aparición de la Virgen morena patrona de los ocañeros.

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Laboró con la Universidad Francisco de Paula Santander, seccional Ocaña, como docente y luego como profesor de teatro dirigiendo varios grupos, entre ellos La Mueca. Como poeta fue reconocido como uno de los mejores de la región y también escultor. Allegados resaltan el don de gente que lo convirtió en el mejor amigo de todos, mejor padre, hijo y hermano.
 

Yesid Manzano Carrascal, el gran artista asesinado por la insensatez del ser humano, aún permanece vivo en la mente de familiares y seres queridos.
El manto de la impunidad

En medio de la tribulación por la pérdida de su ser querido, los familiares se enteraron de la captura del menor de edad, sindicado de accionar el arma de fuego en contra del artista.

El adolescente aceptó los cargos y fue internado en un centro especial para la resocialización por un lapso de 5 años. Ya se encuentra en libertad y de acuerdo al Código de Infancia y Adolescencia no genera antecedentes. 

En el seno de la familia existe ese sinsabor ya que recuerdan las palabras del maestro donde claramente señala que iban dos personas en la moto y únicamente se capturó al menor.

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Incluso hubo intimidaciones a los seres queridos y optaron por dejar en manos de la justicia Divina el desenlace de ese episodio nefasto para la familia. En el seno de su hogar no hay resentimiento de ningún tipo y perdonan a los autores de ese hecho de sangre que enlutó el arte en Ocaña.


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Yesid Manzano Carrascal, el gran artista asesinado por la insensatez del ser humano, aún permanece vivo en la mente de familiares y seres queridos.
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