En tiempos del calentamiento global, las entidades ambientales promueven actividades relacionadas con el cultivo, cuidado y proyección de los bosques en el municipio de Ocaña.
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El director de la Unidad Técnica Ambiental (UTA), ingeniero Harwin Blanco León asegura que la cohesión social, es cada vez más clara con la inserción de lo natural. “Se debe planear, para que sea un eje trasversal y una alternativa a las estrategias históricas de desarrollo urbano de nuestro territorio mediante la silvicultura en las zonas verdes y cerros tutelares”.
Los planes apuntan a la protección de los recursos naturales y recuperar los ambientes paisajísticos de la región con individuos forestales nativos. La iniciativa ha llegado a diferentes sectores del casco urbano y rural de Ocaña.
“Jornadas de reforestación, poda, riego, limpieza y embellecimiento son algunas de las intervenciones que se han implementado. El propósito es sembrar la semilla ecológica entre todas las comunidades para el desarrollo y bienestar de una ciudad más autosostenible”, agregó el ingeniero.
Los procesos de silvicultura están compuestos por una serie de pasos que van desde la selección de buenos ejemplares arbóreos en el vivero, hasta la plantación, el cuidado, la fertilización, el manejo de enfermedades y las actividades de mantenimiento que deben realizarse durante su vida útil y crecimiento para garantizar un árbol sano, libre de plagas y en óptimas condiciones.
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La disciplina busca asimismo respetar el hábitat de las aves endémicas como toches, azulejos, tórtolas, cucaracheros y colibríes. “Estamos protegiendo la fauna y flora como política ambiental urbana”, precisó el funcionario.
Sembrar a partir del conocimiento
En el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial se trazó un componente ambiental donde se destaca la silvicultura, con el objetivo de enseñarle a la gente a sembrar a partir del conocimiento y se cuenta con la asesoría de expertos del Jardín Botánico de la Universidad Francisco de Paula Santander, seccional Ocaña.
Velar por la genética de las plantaciones nativas para desarrollar la ciudad de una manera ordenada donde los constructores deben respetar las áreas comunes, zonas verdes, bosques urbanos y los ambientes naturales.
En la actualidad han enfocado las acciones en la vía que conduce hacia la vereda Filipote detrás del barrio Buenos Aires donde las constructoras cuidan la fauna, flora, humedales y lagos de descargas hídricas como espejos de agua. En esos sitios se promueve la siembra de especies nativas como rampacho, mantequillo, yátago y barbatusco.
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Conjuntamente con la Jefatura de Planeación se coordinan las áreas estratégicas de protección para la conservación forestal. Igualmente, nacen los procesos a través de los Consejos de Educación Ambiental (CEAM), orientando a los estudiantes de las instituciones educativas mediante las huertas caseras donde se enseña a cuidar las hortalizas para la seguridad alimentaria.
Semilla en tierra fértil
Las entidades ambientales suman esfuerzos para recuperar los bosques nativos urbanos y mejorar las condiciones de vida entre los habitantes de la región.
Mediante el programa de silvicultura se definen metodologías, el inventario forestal, diagnóstico, propuesta de manejo y valoración de los bosques urbanos.
El director de la UTA explica que en cumplimiento de la meta en la línea estratégica ‘Ocaña más Incluyente Competitiva e Innovadora’ se trabaja en diferentes enfoques para la recuperación de espacios urbanos y ambientales a través de los programas de silvicultura.
“Es sembrar a partir del conocimiento donde a través de las comunidades plantamos material ornamental forestal como especies nativas para entender la dinámica de nuestros entornos naturales dentro de los perímetros urbanos”, agregó.
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Manifiesta que es una cultura interesante donde no solo embellecen el entorno, también la importancia del entorno natural para el empoderamiento ciudadano quienes arraigan esos procesos y los perpetúan en el tiempo.
La UTA avanza en la ejecución de los Proyectos Ambientales Escolares con acciones colectivas para el cuidado de los recursos naturales.
Clara Isabel Jiménez Pérez, personera del Instituto Tecnológico Carlos Hernández Yaruro, manifiesta que aparte de embellecer a la institución se busca crear un pensamiento crítico ecológico.
“Estamos realizando una actividad, además de mejorar el entorno del colegio, abogamos para que los niños y jóvenes tomen conciencia sobre el cambio climático y las consecuencias que tiene para nosotros”, agregó.
Resalta la importancia de fortalecer el sentido de pertenencia aportando ese granito de arena al entorno escolar. “Vamos a tener un ambiente más tranquilo, agradable a la vista, tener lugar tranquilo, disfrutar la naturaleza y poco a poco ir cambiando nuestro pensamiento”, agregó.
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Explica que es una forma de actuar con el medio ambiente. “Amor por la tierra en donde vivimos, cuidemos el planeta donde vamos a pasar el resto de nuestros días, el mensaje es que demos un respiro al planeta y tratemos en lo posible de reutilizar, reciclar y reducir más que todo, si no actuamos a tiempo vamos a perder nuestro hogar que es la tierra”, puntualizó.
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