La promesa de la neutralidad de carbono esgrimida por la organización del Mundial-2022 en Catar es "engañosa", afirma la ONG Carbon Market Watch en un informe publicado el martes.
"Los datos sugieren que las emisiones ligadas a la Copa del Mundo serán considerablemente más altas de lo previsto por la organización, y que los bonos de carbono destinado a compensar esas emisiones no tendrán un impacto suficientemente positivo para el clima", estima el autor del informe Gilles Dufrasne.
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Sus conclusiones fueron calificadas de "especulativas e inexactas" por la organización del Mundial-2022. "Vamos por el buen camino para organizar una Copa del Mundo neutra en carbono", respondió el Comité en un comunicado.
El comité asegura que los datos "reales" serán publicados después del torneo, que se celebrará del 21 de noviembre al 18 de diciembre "y toda diferencia será explicada y compensada".
Las "emisiones inevitables" serán "compensadas con inversiones en los créditos carbono reconocidos y certificados a nivel internacional" lo que debería "ser reconocido más que criticado", añade.
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El Mundial-2022 debería generar 3,63 millones de toneladas de dióxido de carbono, según un informe publicado por la FIFA, institución que dirige el fútbol mundial, en junio de 2021.
Carbon Market Watch estima sin embargo que la cifra está subestimada, especialmente porque las emisiones ligadas a la construcción de los estadios son "potencialmente hasta ocho veces" más elevadas de lo anunciado.
La ONG denuncia también la "calidad" y la "credibilidad" del sistema de créditos carbono desarrollado específicamente para el evento.
Teme que la promesa de neutralidad de carbono no suscite entre el gran público una "complacencia, hoy y en el futuro, con respecto a un torneo cuya huella de carbono es importante".
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Con 75 kilómetros tan sólo entre los dos estadios más separados de los ocho que acogerán el primer mundial de fútbol en un país árabe, la organización destaca una reducción del tráfico aéreo entre los partidos, reemplazado por el metro y los autobuses eléctricos.
También pone de relieve que los estadios, de los cuales siete han sido construidos para el evento y el octavo renovado, son "de bajo consumo en agua y energía", alimentados por una granja de paneles solares y rodeados por nuevos espacios verdes.
Desde la atribución del Mundial a Catar por la FIFA en 2010, el rico estado del Golfo Pérsico está en el ojo de las críticas, especialmente sobre la climatización de los estadios y los derechos humanos.
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