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Orinar en tiempos de COVID-19, un dolor de cabeza en París
A largas esperas se someten los habitantes de París en los baños públicos, ante el cierre de cafés y restaurantes.
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AFP
AFP
Domingo, 2 de Mayo de 2021

"Llevamos esperando 20 ó 30 minutos". Desde que los cafés y restaurantes cerraron en París por la COVID-19, la espera ante los baños públicos de la capital, unas cabinas situadas en plena calle, suele ser larga.

"Es muy complicado, sobre todo cuando eres chica, porque siempre hay fila, no hay muchos baños y llevamos esperando diez minutos", se queja Charlotte le Merdy, junto a su bicicleta ante una pequeña cabina sanitaria al pie de Notre-Dame, en medio de un sol radiante.

"En general, cuando uno tiene ganas de ir al baño, entras al primer bar, preguntas si puedes utilizar el baño aunque tengas que comprar una bebida. Ahora es complicado. A veces, hay que caminar o aguantarse hasta llegar a casa", dice Julie Primault, estudiante, al lado del canal Saint-Martin, una zona muy frecuentada por los jóvenes. 

Aunque el turismo se ha hundido debido a la pandemia, las ganas de ir al baño también les entra a los parisinos que no estén cerca de su casa.

"Está claro que es otro París. Tienes que tener cuidado con la cantidad de agua que bebes, ha cambiado los hábitos", explica Paris Zeikos, profesor de inglés de origen griego a quien le surgió una urgencia cerca de la Torre Eiffel. 

Sin embargo, la alcaldía de París asegura que el uso de las 435 cabinas públicas cayó un 20% el año pasado, debido, sobre todo a los confinamientos. También hay 300 baños públicos en parques y jardines.

"Entre los arbustos"

La ciudad ha instalado medio centenar de urinarios, pero eso no impide que algunos hombres se alivien al aire libre.

Romain Chevreux, al pie de la Torre Eiffel, se confiesa: "Quizá no debería decirlo pero tratamos de ir a lugares discretos, entre los arbustos. Es un poco complicado, sobre todo cuando hay muchos baños públicos que están fuera de servicio", asegura a la AFP.

"Te amonestan si orinas en la calle. ¡Hay que pasear con una botella!", bromea Pierre Cortes, un estilista.

El debate sobre la limpieza de la ciudad de París tuvo su punto álgido en abril, con la publicación en las redes sociales de fotos de grafitis, basura o botellas flotando en los canales bajo la etiqueta #saccageparis (destrucciónparis). 

Luc, agente de seguridad en la Plaza de la República, confirma que el cierre de bares y restaurantes no arregla las cosas.

"Los chicos orinan en cualquier parte... Se ve que las calles están sucias, que no hay higiene", lamenta.

También es necesario reconocer que a veces la limpieza de las cabinas sanitarias deja que desear, como recuerda Bamoye, repartidor en bicicleta, una profesión particularmente afectada por este asunto.

"Están tan sucios estos baños, que entrar en ellos es como buscar una enfermedad", asegura.

"El 90% de mi tiempo estoy obligado a volver a casa para hacer mis necesidades porque es el único lugar donde está limpio, y regresar a trabajar, lo que me hace perder mucho tiempo, mucho, mucho!", dice el taxista Elie Sabaa. 

La reapertura de las terrazas prevista para el 19 de marzo y la de los restaurantes y cafés, el 9 de junio, debería resolver este problema sensible.

Mientras tanto, Hedi propone que "lo mejor, sería que los mapas disponibles en internet muestren los emplazamientos de los baños como en el caso de las gasolineras, por ejemplo".

Una oferta que propone el portal toilettespubliques.net que muestra que en París es más bien un buen alumno en la materia. En Marsella (sur), segunda ciudad más grande de Francia, solo están censados 37 baños públicos.
 

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