Muchas veces para entender a un político, concretamente en cuanto a su mentalidad, hay que ubicarse en el tiempo en que transcurrió su parábola vital, y así evitamos incurrir en un juicio superficial, frívolo y equivocado. Es el caso, por ejemplo, de un político nortesantandereano que tuvo gran ascendencia a nivel nacional: Lucio Pabón Núñez, quien el próximo 21 de octubre se cumplen 100 años de su natalicio. Al respecto, es bueno anotar que él mismo, en razón de haberlo trasladado la familia a vivir en Villacaro, alimentó, por razones político-electorales, la confusión respecto a su lugar de nacimiento, acaecido en Convención, en el barrio El Refugio, tan útil en la guerra de los Mil Días. Sin embargo, dejó muchos escritos donde reconoce claramente que había nacido en Convención, del que sólo cito uno: Cuando en 1975 se le homenajeó en Ocaña dijo en su discurso, publicado por Euclides Jaime: “Comienzo por aclarar que yo, de nacimiento, soy del vecino Convención; me crié en lo que entonces se llamaba San Pedro y hoy Villacaro,…”. Ninguno de sus biógrafos ha tenido el valor de registrar con claridad este hecho.

Lucio no nació con la cuchara de plata en la boca, como dicen los ingleses, sino que desde niño, en su natal Convención, conoció la pobreza, la cual superó con su anhelo de estudiar y haberse topado en el Colegio Caro con los jesuitas, que lo regentaban, quienes formaron una generación de escritores, honra y prez de las letras nacionales, entre quienes se encuentran también Luis Eduardo Páez Courvel y Leonardo Molina Lemus. Entre sus publicaciones, donde se reflejan sus vastos conocimientos y seria formación humanística, citamos: Quevedo, político de la oposición; Palas Atenea: poetas, humanistas y políticos; Del plagio; El pensamiento político del Libertador; Bolívar, alfarero de Repúblicas; Por la Mancha de Cervantes y Quevedo; La linterna y el búho y El libro de las prosas familiares, entre otros.

Mucho se ha hablado de Lucio Pabón Núñez desde el punto de vista político por algunos hechos luctuosos que sucedieron en la ciudad de El Carmen. ¿Qué pasó en El Carmen? es una publicación del propio Lucio Pabón, basada en numerosos y bien examinados documentos que comienza diciendo que los boletines que circulaban al respecto eran editados por los liberales en Bogotá y Barranquilla y las acusaciones eran producto de pasiones políticas para enlodarlo. Un destacado historiador cucuteño dice que la acusación fue obra de Ciro A. Osorio, Andrés Augusto Fernández, Virgilio Barco Vargas y Guzmán Pineda Ropero. Además, el carmelitano Enrique Pardo Farelo, en carta al cucuteño Guillermo Solano Benítez en 1956, sostiene que sus propios paisanos carmelitanos fueron los responsables.

A la provincia de Ocaña le dejó Pabón muchas obras. ¿Y a Cúcuta? El edificio de la Biblioteca Pública “Julio Pérez Ferrero” (Frente al Parque Nacional, donde funcionó la Sociedad de Mejoras Públicas), la primera pavimentación de la Diagonal Santander, el puente “Mariano Ospina Pérez” sobre el río Zulia, y como hombre fuerte durante el gobierno del presidente Gustavo Rojas Pinilla buscó los recursos para la construcción de lo que hoy llamamos puente Elías M. Soto, que alguna vez llevó su nombre.