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Lo que pudo haber sido y no fue
Esto no es una investigación, es un ‘recorderis’ hasta risible de lo que nos tienen acostumbrados algunos de nuestros semejantes cada vez  que este ‘bendito’ planeta termina una vuelta alrededor del Sol.
Martes, 4 de Enero de 2011
Esto no es una investigación, es un ‘recorderis’ hasta risible de lo que nos tienen acostumbrados algunos de nuestros semejantes cada vez  que este ‘bendito’ planeta termina una vuelta alrededor del Sol.
Ciudadanos del común, políticos, comentaristas y gobernantes, a comienzos de cada año, se destapan en componer toda clase de promesas y compromisos, hacen vaticinios y anuncios e inclusive, aseveraciones de lo que pueden hacer en el transcurso  de los meses venideros.

Y si bien  es cierto que en Colombia se da silvestre la costumbre de ‘ofrecer el oro y el moro’, también es cierto que mucho de lo que se ofrece, por diferentes circunstancias, no se cumple a cabalidad.

Ya sea en la órbita nacional, regional o local, los colombianos nos acostumbramos a las noticias prometedoras que anualmente se oyen y se ven en los diferentes medios de comunicación.

Además, los muy personales juramentos de que el próximo año “voy a cambiar de vida”, “voy a estudiar”, “voy a ahorrar” o “no vuelvo a beber”, al final de cada segundo semestre, los balances son negativos.

La intención de esta nota no está encaminada a herir susceptibilidades, no sabemos ni nos interesa establecer las razones de presuntos incumplimientos. Alguien diría que “no hay mal que por bien no venga” respecto a algunos anuncios de pascua.

Con el perdón de los damnificados por el invierno, este mes es el de la alegría, la parranda y la animación, y para mitigar un poco las carencias que nos aquejan, no nos podemos rasgar las vestiduras ante tanta promesa fallida; mejor vamos a recordar algunas alocuciones dichas en serio pero que al terminar el año, resultaron una broma.     

Por razones de espacio, presentamos solo  unos fragmentos de lo que se podría llamar voluminoso expediente de manifestaciones verbales y escritas, conocidas al iniciar el 2010.

Por ejemplo, el primero de enero, durante el saludo de Año Nuevo, el entonces presidente Uribe pide al presidente Obama, dar vía libre a la ado de Libre Comercio con Estados Unidos; todavía estamos a la espera de los resultados de esas gestiones.

La primera semana de enero, el coronel (r) Sergio Vargas, flamante director de Tránsito Municipal, dijo que desde el siete de ese mes, comenzaba un plan especial para exigir el uso del taxímetro, “obligatorio según la ley” y que no habrá excusa para no tenerlo instalado. Tendremos que seguir atentos a esa sincera advertencia.

Los primeros dos meses de 2010, los colombianos nos mantuvimos expectantes ante la ‘embestida’ propagandística de los uribistas dentro y fuera del gobierno en torno a la cuasi reelección presidencial. Muchos la daban por descontada; otros esperaban un milagro para impedir la ‘hecatombe’, y lo que pudo haber sido, no fue; el 26 de febrero  la Corte Constitucional tumbó la susodicha Ley.

De otro lado, la frase bíblica de “muchos los llamados, pocos los elegidel 14 de marzo, donde se presumía que figuras descollantes de nuestra política como María Claudia Lagos, Eduardo Benítez, Carlos Augusto Celis y Jorge García-Herreros, saldrían airosos; no lo fueron ni salieron.

Al gobernador Villamizar le hacen chistes como el de que lo único que cumplió con el Departamento fueron los 100 años de vida administrativa; eso  parece injusto y de mal gusto; pero igualmente hay que decir que entre sus múltiples anuncios en reportaje a comienzos de 2010, ofreció construir la sede del Museo Centenario y que la opción sería la restauración de la Quinta Teresa para esa finalidad. Hoy la Quinta Teresa del Colegio Sagrado Corazón está ad portas de venirse al suelo. Es una ruina.

Hubo además durante estos 365 días, expresiones dignas como para el programa radial “Hablar por hablar”; por ejemplo, la alcaldesa María Eugenia, durante la conmemoración de la Batalla de Cúcuta del 28 agosto, sería una realidad el primer tramo del sistema de transporte masivo de la capital nortesantandereana y además  que se construiría el Centro de Convenciones, con nombre y todo; se llamaría “Juana Rangel de Cuéllar”. ¡Habráse visto!

Otras cositas prometidas como la recuperación de la malla vial; los megacolegios y la construcción de las obras de la Corporación Parques Cúcuta, quedaron en veremos.

Ezequiel Romero, gerente de San Simón, dijo el 28 de enero en Fenalco, que “las obras que se encuentran establecidas en el Contrato de Concesión, serán las que se desarrollen”. El mismo Ezequiel, once meses después, sale con el cuento de que cuatro de tales obras no se irán a construir. ¡ojo con eso!

En Cúcuta, algo pasa, las cosas no salen o salen mal. De todas maneras, nos endulzan el oído al final y a comienzos de cada año. Otra ‘perla’: En  febrero, una delegación de inversionistas coreanos dijo que duales en San Faustino.

Pero a  pesar de todo este desbarajuste, podemos celebrar la excepción a la regla;  en los discursos a su paso por Cúcuta, los candidatos presidenciales en campaña, ofrecieron el restablecimiento de las relaciones con Venezuela, lo cual, dadas las circunstancias para ese entonces, parecía una utopía, pero cuajó, y antes de lo esperado, Chávez y Santos ‘fumaron la pipa de la paz’.

Y a todas éstas, no podemos dejar de mencionar a la decana de todas las promesas, la infaltable, la reina de todas las obras por hacer; de la que puede dar testimonio de su ofrecimiento toda una generación de cucuteños y que este año que termina, también estuvo en boca de nuestros muy queridos dirigentes: El embalse multipropósito, la represa de El Cínera. Algún día será.

Ahora la ñapa: Estamos esperando la llegada de la tan ‘cacareada’ gasolina venezolana importada legalmente. ¡Un feliz año!
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