El 2 de agosto, hace 20 años, Pilar Serrano se unió como voluntaria a la lucha contra una de las enfermedades infantiles más duras: el cáncer.
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“Aunque hoy en día ya no es un sinónimo de muerte, en aquel entonces no era tan fácil la tarea, el índice de sobre vida en los niños era muy desalentador por la infinidad de barreras por derribar y así defender los derechos que ellos desde siempre han tenido, sumado a que el esfuerzo por obtener recursos era enorme y cada vez más y más niños llegaban a tocar nuestras puertas y nuestros corazones”, recuerda la actual presidenta de la fundación.
Si le preguntan, hoy, si volvería a hacerlo “la respuesta es Sí. Jamás me he arrepentido de haber entrado a este mundo de amor y solidaridad por un niño con cáncer, y aunque el camino ha estado lleno de espinas también, de rosas. El contacto con ellos, sufrir por ellos, llorar por ellos, reír con ellos, celebrar la vida cuando logran ganar su lucha ha sido el regalo más grande”, dice Pilar Serrano.
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Todos los días mira para atrás en estos 20 años y piensa que “he sido la más afortunada, me han enseñado tanto y sigo aprendiendo. Los niños son mis grandes maestros. Hace 20 años aprendí a no quejarme ni a lamentarme por nada, porque nadie puede estar en los zapatos de estos niños a no ser que también esté pasando por un proceso como el de ellos. Mientras tengamos salud, un techo, una cama y alimento diariamente en nuestra mesa lo tenemos todo, ellos no. Muchos de nuestros niños están en la pobreza y la combinación de pobreza y cáncer hace más dura la situación. Es por eso que hemos tenido que combatir contra dos grandes enemigos”.
Pilar Serrano se vinculó a la fundación Soñar por invitación que le hiciera su amiga Margy Rey Castro. Recuerda que la fundación existía bajo otra razón social, pero el trabajo era el mismo y desde siempre en la ESE Hospital Universitario Erasmo Meoz, cuyo gerente es Miguel Tonino Botta y la subgerente de salud, Maribel Trujillo.
Después de ser voluntaria, pasó a ser miembro de la asamblea. Así estuvo 12 años. Hace 8 años fue elegida presidenta de la junta directiva y representante legal.
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Antes de ingresar a la fundación, Pilar Serrano trabajaba como comerciante independiente. “Hacía labores propias de la casa, era la tesorera de la asociación de padres de familia del colegio de mis hijas y hacía servicio social de manera independiente”.
Hace siete años el cáncer tocó las puertas de su familia. “Mi papá Enrique Serrano Rey fue diagnosticado con un linfoma no Hodgkin, pasó por todo el proceso y hoy es un sobreviviente”.
Hace 20 años había un promedio de 30 niños en tratamiento de los cuales la mayoría son sobrevivientes. Hoy, 54 niños están en tratamiento y en remisión (ausencia de signos y síntomas).
Pilar Serrano acudió a la recolección de tapitas en el 2015, siendo los principales recolectores hasta la fecha.
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Aclaró que para acudir a la fundación no se requiere ningún requisito. Solo aportar una fotocopia del documento del niño o de los padres y de la hoja de la historia clínica donde aparezca el diagnóstico.
Su mensaje a esas personas que están con cáncer: “jamás rendirse, luchar con valentía con fe y esperanza, porque el cáncer no es un sinónimo de muerte”.
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