Con tristeza y frustración, dos parejas que planeaban visitar a Nubia Ramírez en su humilde hogar, en el barrio San Gregorio de Villa del Rosario, observaban como, ayer, la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brihno) bajaba el empinado sendero que daba a su vivienda e inspeccionaban el cuerpo de la mujer que fue hallada sin vida.

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Preocupados por su bienestar, porque vivía sola, los allegados resaltaron que, de forma esporádica, cada quince días bajaban a visitarla, pues su compañía era muy agradable, especialmente por lo buena que era para socializar.

“Ella vendía tintos en Cúcuta, la verdad casi siempre se la pasaba trabajando y eran turnos bastante largos. Aunque tenía dos hijos con vida, vivía sola en su casita, ahí tenía más de 20 años. La verdad que esto es una sorpresa y un golpe bastante fuerte, era una persona tranquila y calmada”, aseguró una conocida de la víctima.

¿Qué sucedió?

Según declaraciones de algunos vecinos, la mujer, de 55 años, fue asesinada horas antes, pero fue hasta las 7:20 de la mañana que un transeúnte notó a la mujer acostada al lado de su casa, con un leve charco de sangre.

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Pocos minutos después, el cuadrante de Policía se acercó, hizo la verificación del cadáver y alertó a la Brihno, que adelantó la inspección técnica y el levantamiento. Allí, se conoció que su muerte se debió al golpe que recibió con una piedra en su cabeza, al parecer, por unos hombres que tenía la intención de robarla.

“Según lo que se ha determinado hasta ahora, presuntamente la víctima estaba llegando de trabajar cuando fue abordada por los delincuentes, quienes aprovechando la oscuridad y lejanía de su vivienda, respecto a las otras, agarraron una piedra y la golpearon dejándola sin vida”, explicó una fuente judicial.

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Una de las pistas que los uniformados recogieron, para suponer que el motivo del hecho violento fue un hurto, es que al llegar a la escena, encontraron su bolso abierto sin rastros de dinero y la vivienda abierta con sus pertenencias desordenadas.

Vivió alejada de sus vecinos

Pese a que sus conocidos señalaron que, la víctima tenía más de dos décadas de habitar el predio, de 4 metros de largo por 3 de ancho aproximadamente, varios de sus vecinos, resaltaron que no la conocían mucho, puesto que no transitaba con regularidad en el barrio.

“Lo único que sé es que ella vendía café en Cúcuta y nada más, muy poco llegué a entablar conversaciones con la vecina. Pero de todas formas, muy triste morir por bandidos así”, manifestó una residente.

En relación a su familia, los conocidos afirmaron que había criado sus hijos en esa misma casa, pero desde hace varios años se separó de su esposo y quedó sola.

“Tuvo tres hijos, uno de ellos lo mataron hace dos años, el otro está viviendo en El Zulia trabajando, y la hija está habitando cerca al Canal Bogotá, en condición de calle”, dijo uno de ellos.

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Finalmente, respecto a sus hermanos, padres, tíos, sobrinos o algún otro allegado nadie le conocía a la víctima.

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