Mañana se cumplen once meses del asesinato del mecánico Emel Antonio Arévalo Santander, sin que las autoridades tengan avances de la investigación y de las pistas que dejó el homicida en la escena del crimen.
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El hecho ocurrió el 25 de octubre del año pasado, en un taller sobre la avenida 6 con calle 0B, del barrio La Ínsula, cuando la víctima intervino en un presunto fleteo que le iban a cometer al conductor de un camión.
Arévalo se percató del robo de 2.5 millones de pesos del que fue víctima el camionero y de inmediato reaccionó, lanzándole un repuesto de carro que en ese momento tenía en sus manos al atracador, lo que desató la ira del agresor, quien no dudó en dispararle.
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El elemento golpeó el casco que el motorizado llevaba puesto y el impacto fue tan fuerte, que tumbó al piso al delincuente. Ante eso, la primera reacción del pistolero fue accionar su arma dos veces en el pecho a Emel Antonio, y al conductor, en la pierna izquierda.
El estremecedor sonido de la pistola dejó a todas las personas, que en ese momento se encontraban en el lugar, paralizadas, dándoles oportunidad a los atracadores para que escaparan.
Arévalo Santander, de 41 años, cayó agonizante al piso y fue auxiliado por sus compañeros y amigos que lo llevaron rápidamente hasta el Hospital Universitario Erasmo Meoz, donde finalmente murió.
El pistolero que acabó con la vida del mecánico dejó abandonada la motocicleta en la que se movilizaba y, al parecer, huyó junto con su cómplice en otra moto, sin poder robarse el dinero que había retirado el conductor del vehículo de carga, minutos antes.