Un hostigamiento amargo
La crítica situación del Catatumbo a la que se suman los hostigamientos, las extorsiones, desplazamiento forzado y demás actos delictivos provenientes de los grupos al margen de la ley, poco a poco, han escalado y afectado a la capital nortesantandereana, junto con sus municipios aledaños.
En los últimos días, se han presentado cuatro atentados a la Fuerza Pública en el sector metropolitano, dos de ellos dirigidos hacia la caravana de seguridad del general Óscar Moreno, comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc), y contra la estación policial de Astilleros, afectada por una volqueta repleta de explosivos.
¿Qué pasa con esta región del país?
La abogada Eliana Zafra, presidenta del Capítulo Permanente de Derechos Humanos (CPDH) Norte de Santander, aseguró que este incremento de la violencia es una problemática que ya ha sido advertida en varias oportunidades a los entes gubernamentales, así mismo, resalta que estas acciones son la evidencia de una estrategia de seguridad que no está funcionando.
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“Seguimos insistiendo en cómo este escenario es producto de la no implementación del Acuerdo de Paz, hay que hablar que más allá de una situación de violencia, estamos en plena crisis humanitaria departamental. Pasa en Tibú, Teorama, Convención, San Calixto, Puerto Santander, Toledo y así la lista continúa”, aseguró.
Además, resaltó su preocupación por la omisión de los actores armados a no llevar una agenda pública que respete los derechos humanos y sostuvo que las violaciones de derechos son diarias en varios sectores del departamento.
“Se han hecho alertas y enviado desde años, pero creen que la única solución es militarizar. El tiempo les ha demostrado que ese no es el camino para llegar a transformar un territorio. Hay que pensar en crear diálogos con entidades gubernamentales sobre la prevención de escenarios violentos, eso implicaría activar un consejo de paz, una mesa territorial de garantías y convocar a organizaciones de la población civil”, explicó Zafra.
Sus denuncias –aclaró- van más encaminadas hacia los daños contra la población civil y manifestó que si bien el atentado de Astilleros fue dirigido hacia la Policía, poco se habló del acompañamiento a las familias y comerciantes cercanos que también sufrieron afectaciones.
“Hay una sentencia de la Corte Constitucional de hace varios años que ordena a la Policía construir sus estaciones fuera de los lugares donde reside población civil, justamente para no ponerlos en riesgo como sucedió ese viernes”, concluyó.
