A la ley de la intimidación, el paro de transporte de carbón y las extorsiones a las que estaban sometidos los mineros en Norte de Santander, especialmente en Sardinata, por parte del Eln, ahora se le sumó la presión armada que están ejerciendo presunto miembros de la disidencia del Frente 33 de las Farc, que también quieren sacar provecho de la producción del mineral.
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Los disidentes ostentaron su poder armado para intimidar a los propietarios de las minas y así exigirles sumas millonarias de extorsión a cambio de dejarlos trabajar.
Hombres en motocicleta y vestidos de camuflados y con fusil al hombro son los que se encargan de llevar este mensaje amenazante, en el que siempre queda en juego el riesgo de la vida.
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Los mineros no tienen otra opción que acceder a sus pretensiones económicas y terminan quedando en la mitad del conflicto de intereses entre la disidencia de las Farc y el Eln que ahora desviaron su atención hacia el negocio del mineral.
Además de esto, el precio internacional del carbón que ha bajado considerablemente, pasando de 280 dólares por tonelada, a 150 actualmente, ha perjudicado las negociaciones que se estaban proyectando desde el año pasado para los comerciantes locales.
“Acá el Eln prohíbe que se venda el carbón. No dejan sacarlo de ninguna mina. Las vías de Sardinata, donde hay múltiples minas de carbón, están solas, no se ve ninguna volqueta transitando y todo esto ha estado en silencio por miedo”, dijo uno de los afectados que prefirió reservar su identidad.
Según se pudo conocer, este grupo armado ilegal ha impuesto las condiciones del negocio del carbón en Norte de Santander desde hace algún tiempo, sin que las autoridades tomen control en este sector comercial.
“Ellos (Eln) son mineros ahora. No quieren dejar vender el carbón a bajo costo y aparte de todo, cobran $10.000 por cada tonelada que se produzca”, dijo uno de los afectados.
El paro de las volquetas
A mediados del año pasado, el Eln ordenó el paro de transporte de carbón de las minas en Norte de Santander. Esto generó la pérdida de al menos 12.300 toneladas diarias para este sector comercial que dinamiza la economía de la región.
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“Muchos mineros siguieron trabajando y acopiando hasta donde pudieron. Otros pararon muchos contratos y solo siguieron con los más importantes. La mayoría incurrió en gastos adicionales, acopiando en potreros cercanos a sus minas, para después levantar el carbón y trasladarlo a los acopios. Esos son gastos que no se contemplan en una operación normal. Esos sobrecostos pueden ser de 15 mil pesos por tonelada, aproximadamente, los cuales no se recuperan”, explicó uno de los mineros en ese momento.
Los coquizadores (derivado del carbón y de alto costo), también resultaron afectados con el paro que impuso el Eln. Se presume que en Norte de Santander, aproximadamente 900 hornos coquizadores tuvieron que parar la producción. “Prender cada horno cuesta alrededor de 2.5 millones de pesos”, dijo una fuente que prefirió guardar su identidad.
El 27 de junio de 2022, dos hombres armados con revólver y que se movilizaban se encargaron de infundir el terror entre los conductores de volquetas que llevan el carbón desde las minas hasta los centros de acopio de este mineral.
Estos desconocidos marcaron con grafitis dos volquetas que estaban circulando por el sector Las Cascadas, a pocos kilómetros de la vereda Astilleros, zona rural de El Zulia, con un mensaje que decía “por no hacer caso” y las dejaron estacionadas a un costado de la vía, para que los demás transportadores se percataran de la medida.
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