El narcotraficante más buscado del país, Víctor Ramón Navarro Serrano, alias Megateo, de 38 años, murió en una operación conjunta del Ejército y la Policía en la zona del Catatumbo, según informaron fuentes cercanas a este medio.
Agentes de inteligencia que lo han perseguido por más de diez años confirmaron que este hombre era el segundo al mando del Ejército de Liberación Popular (EPL), un grupo al margen de la ley que se mueve en esta zona nortesantandereana, y que en los últimos años ha expandido su poder en municipios como El Tarra, Hacarí y San Calixto. (Lea además: “Este golpe es bueno para las negociaciones”: León Valencia)
Según las autoridades, en contra de Víctor Ramón Navarro Serrano, alias Megateo, pesaban 5 órdenes de captura por los delitos de secuestro extorsivo y agravado, concierto para delinquir con fines de secuestro extorsivo, rebelión y homicidio.
El personero de Hacarí, Diógenes Quintero, confirmó que este domingo alrededor de las 10 de la mañana se conoció de un operativo en límites de ese municipio y La Playa, en el sector conocido como El Guayabón.
Agregó que por el momento no se conoce si resultó afectada la población, pero están tratando de verificar. Escuche:
¿Quién era 'Megateo'?
Megateo nació en San Calixto, Norte de Santander, el 7 de octubre de 1976. Como rasgos físicos particulares se destacan sus 1,70 metros de estatura, ojos verdes, cabello castaño oscuro con entradas pronunciadas, barriga abultada, un dedo mocho y una cicatriz producto de un tiro recibido en la pierna derecha.
De su familia se sabe poco. Uno de los detalles conocidos es que su padre reside en una vereda de Convención y tendría cuatro hermanos, tres hombres y una mujer. De los tres hombres, hay uno que fue capturado en 2008 por porte ilegal de armas, fuga de presos y falsedad en documento público. Ella, y otro hermano, son docentes.
Su infancia, según algunas personas que lo conocieron, transcurrió de manera normal. No era un alumno aplicado y a duras penas aprendió a leer y a escribir. Sin embargo, en su familia había un tío, integrante de la guerrilla, que lo llevó a unirse a la lucha insurgente desde muy joven.
Abandonados los estudios y la vida de labriego, optó por las armas, el poder, la coca y el oro, pues si hay algo que le fascine a Megateo por sobre todo lo demás, es ese metal precioso, del que hace ostentación con gruesas cadenas, relojes, manillas y dijes extravagantes, como el de una pistola 9 milímetros. (Lea también: ‘Megateo’, el gran capo de Norte de Santander)
El primer hecho delictivo en el que aparece su nombre relacionado data de noviembre de 2001, cuando ordenó el secuestro del grupo musical del cantante Alfredo Gutiérrez. Desde entonces, ha participado en decenas de acciones contra la fuerza pública, entre las que se destacan las siguientes:
- Agosto 14 de 2005: Ataque a una patrulla de la Policía de Ábrego en la vereda Pávez, que dejó como resultado 4 uniformados muertos, el vehículo incinerado y cuatro fusiles Galil calibre 7.62 y un revólver Smith&Wesson calibre 38 hurtados.
- Abril 20 de 2006: Ordenó el asesinato de 10 detectives del desaparecido DAS, 6 soldados y un informante que iban en su búsqueda. Los hechos se registraron en zona rural de Hacarí, en un punto entre Mesarrica y Astilleros. Por este crimen, Megateo le entregó dos puchos de cocaína, un reloj de oro y $2 millones, al detective del DAS Carlos Alberto Suárez Reyes, quien filtró la información de la operación en su contra al guerrillero.
- Julio de 2008: Dos hombres pertenecientes al círculo más íntimo de su seguridad lograron drogarlo junto a uno de sus escoltas. Pretendían entregárselo al DAS a cambio de la recompensa que las autoridades colombianas ofrecían por su captura. La entrega de Megateo y su escolta se dio a las afueras de Ocaña, donde dos detectives de esa institución los montaron en el platón de una camioneta con el fin de traerlos a Cúcuta. Sin embargo, y dentro de lo que todavía se considera como un misterio, Megateo desapareció en algún punto de la vía que de Ocaña conduce a Cúcuta. Los detectives encargados de su custodia manifestaron en ese entonces que, al intentar recapturarlo, sus armas se habían encasquillado y no habían podido detenerlo cuando este se internó en la maleza.
Desde entonces, Megateo se había dedicado única y exclusivamente al negocio del narcotráfico, dejando la confrontación armada con las autoridades a un grupo de hombres que se presentan como miembros del frente Libardo Mora Toro, de la casi desaparecida guerrilla del Ejército Popular de Liberación (Epl).
En su nueva faceta como narco, Megateo se erigió como el único que ha logrado sentar en una misma mesa a narcotraficantes puros que operan en la región desde hace muchos años, comandantes de las bandas criminales que ocuparon los espacios dejados por los paramilitares luego de su desmovilización en el 2004 y miembros de la guerrilla de las Farc y el Eln que tienen como zona de incidencia los municipios del Catatumbo. (Lea tambié: El Judas del DAS que ayudó a huir a 'Megateo')
En la articulación lograda por Megateo, las autoridades establecieron que es a la guerrilla (Farc, Eln y Epl) la que le corresponde sembrar y custodiar los cultivos de coca en el Catatumbo.
La conversión a base de coca sigue corriendo por cuenta de la guerrilla en laboratorios de su propiedad, anclados en lo alto de las montañas y las profundidades de la selva del Catatumbo.
Los insumos utilizados para este primer proceso son financiados por los narcotraficantes, quienes se apoyan en las bandas criminales, que se encargan de conseguirlos en la zona de frontera y transportarlos hasta puntos claves donde son recibidos por los guerrilleros que custodian los laboratorios.
Una vez se obtiene la base de coca, las bandas criminales se encargan de transportarla hasta los cristalizaderos que los narcos han instalado en la zona conocida como ‘La Finca’ y que comprende la línea limítrofe con Venezuela desde El Salado (Cúcuta) hasta Puerto Santander.
La cocaína tipo exportación, producida en estos cristalizaderos, es entregada a los narcotraficantes, quienes logran, a través de las rutas preestablecidas, ponerla en el exterior.
Los dineros generados por el negocio del narcotráfico son lavados a través de comerciantes y testaferros encargados de invertir en negocios, aparentemente legales, los dividendos producto de la venta de la droga en Colombia y el exterior. En este último eslabón de la cadena, Megateo no tenía incidencia, pues él mismo poseía bajo su mando una red de testaferros que se encargaba de lavarle los dineros en negocios y bienes inmuebles ubicados en Ocaña y Cúcuta.
Megateo, el narcotraficante que olvidó los ideales guerrilleros por los lujos que le daba la comercialización de la cocaína, gozaba de gran aprecio entre la comunidad de los municipios de La Playa de Belén, El Tarra, Hacarí y San Calixto, por donde se movía con facilidad.
Las autoridades han señalado que la captura de Navarro se había dificultado porque no tenía residencia fija, no permanecía con escuadras armadas ni tenía campamentos en la selva, lo que impedía una eventual operación aérea.
Los seguimientos realizados habían permitido identificar varios puntos claves por los que Megateo se movía, algunos de los cuales eran los corregimientos de Capitán Largo, de Ábrego; La Vega de San Antonio y Aspasica ,de La Playa; San Juan, de San Calixto; y las veredas Las Palmas, San José del Tarra y La Mesa, de Hacarí.
Desconfiado y con una gran capacidad corruptora, Megateo se jactaba de tener ‘amigos’ en las fuerzas armadas que le filtraban la información sobre las operaciones en su contra.
Por esta razón, había optado por movilizarse solo con 4 escoltas, portando consigo una pistola Pietro Beretta calibre 9 milímetros con 3 proveedores, dos granadas de mano, un celular y un radio 2 metros. Casi siempre andaba en motos de alto cilindraje, aunque también gustaba de las camionetas de alta gama.
Algunos desmovilizados habían dicho que bebía mucho, era mujeriego y organizaba fiestas con regularidad, a las que invitaba prostitutas que mandaba a buscar con sus escoltas.
Megateo, por quien las autoridades colombianas en asocio con la Agencia Antidrogas del gobierno estadounidense (DEA) ofrecían 5 millones de dólares, sufrió uno de los golpes más duros de su vida en junio de 2012, cuando fue capturada su compañera sentimental, identificada como Yanith del Socorro Sepúlveda Quintero.
Golpeado en el corazón, aún deambulaba por la selva del Catatumbo, hasta donde seguramente le llegaron algunos de los 400.000 volantes con la información de la recompensa ofrecida por su cabeza, que lanzaron miembros de la Policía desde helicópteros de esa institución en el 2012, cuando su captura era un sueño para las autoridades colombianas.