Con la cancelación de la Copa América en Colombia, dada la situación que vive el país por las protestas sociales desde abril, a la que se suma el aumento en los casos positivos por la COVID-19, el torneo ha quedado en manos de la Conmebol para que analice si Argentina, la otra sede, podría hacer todo el campeonato.
Sin embargo, los gauchos tampoco están tan seguros, pues el tema de la salubridad pública, donde los casos por coronavirus se han disparado al máximo en ese país, llevaría a que la Copa América tenga otros destinos como Chile y Paraguay, a menos de un mes de la inauguración del certamen de selecciones de fútbol más antiguo del mundo.
Tras la decisión de la Conmebol de quitarle la Copa América a Colombia, se teje otra incertidumbre, y es sobre los juegos por las eliminatorias suramericanas al Mundial de Catar 2022, que sostendrá la selección cafetera ante Perú y Argentina, en la primera semana de junio, antesala a la Copa.
Según el Diario AS, desde Argentina ya anuncian que esos dos partidos de eliminatorias no se jugarían en Barranquilla, sino que tentativamente podrían jugarse en Lima o Miami, pero eso es apenas un rumor que puede terminar en realidad, si el Gobierno Nacional no logra aplacar las protestas.
En los próximos días, la Conmebol y la Fifa tendrán que pronunciarse sobre el tema y definir si las eliminatorias se juegan en Colombia o toman la decisión más sencilla, que es cambiar la localía de las selecciones.
‘Una maldición’
No es extraño ver en Colombia, y sobre todo en el fútbol, que se cancelen los torneos. En 1951, tuvo la primera oportunidad de organizar la Copa, pero por diferencias entre los dirigentes de la Dimayor y la Federación, renunciaron a hacer el torneo que se llama Campeonato Suramericano de mayores.
En 1986, en el gobierno del presidente Belisario Betancur Cuartas, Colombia fue designada para organizar el Mundial, sede que le fue otorgada después de Argentina 1978, pero de nuevo la situación social del país llevó al gobernante a rechazar la oferta y finalmente, México terminó haciéndolo.
Parece que la ‘maldición’ se ensaña con los colombianos, en 2001, el país en uno de los tantos momentos críticos, en medio del tambaleo y el boicot de algunas selecciones, logró hacer por primera vez la Copa América contra viento y marea.
Veinte años después de haber ganado la Copa América, en medio de esas vicisitudes, la historia se repite. Indirectamente las nueve confederaciones, viendo que el orden público en Colombia cada vez se agrava más, quisieron cortar por lo sano.
El gobierno del presidente Iván Duque le venía inyectando una gran suma de recursos en la adecuación de los estadios de Barranquilla, Cali, Medellín y Bogotá, las sedes principales del torneo copero.
En algún momento, el ministro del Deporte, Ernesto Lucena, dijo que dicha inversión era por el orden de los $12.500 millones y además se preveía otro gasto cercano a los $8.000 millones.
